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Se debe abrir una investigación independiente sobre los homicidios en un campo palestino

Las autoridades libanesas deben abrir de inmediato una investigación independiente e imparcial sobre la muerte de dos palestinos durante los enfrentamientos con soldados libaneses que se produjeron en un campo de refugiados situado al norte del país, ha manifestado Amnistía Internacional. El 15 de junio, tras un incidente relacionado con el mantenimiento del orden, estallaron los enfrentamientos y los soldados abrieron fuego causando la muerte a Ahmed al Qasim, de 18 años de edad, e hiriendo a varias personas más. Tres días después, el ejército volvió a abrir fuego durante los disturbios que se produjeron tras el funeral de Ahmed al Qasim, matando a Fouad Muhiedeen Lubany, otro palestino de 42 años de edad. “Tras las muertes ocurridas en Nahr al Bared, es fundamental que las autoridades libanesas se aseguren de que se lleva a cabo una investigación completa e imparcial para determinar lo sucedido y poner a los responsables de cometer abusos a disposición de la justicia”, ha declarado Ann Harrison, directora adjunta del Programa para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.  Fuentes locales —entre las que se incluye un testigo presencial directo— contaron a Amnistía Internacional que el 15 de junio en la zona de Nahr al Bared soldados libaneses pidieron a un hombre la documentación de su motocicleta. Se dirigieron entonces a su casa, donde según los informes los soldados empujaron a una mujer, familiar del hombre. Como consecuencia, habitantes de la zona se pusieron furiosos y apedrearon a los soldados. El testigo contó a Amnistía Internacional que los soldados abrieron fuego en un intento de dispersar a la multitud, matando de un disparo a Ahmed al Qasim e hiriendo a otras siete personas. Tres días después, familiares y amigos enterraron a Al Qasim en el cementerio de Khalid al Waleed, que está situado junto a la base del ejército dentro de Nahr al Bared.  Un grupo de asistentes al entierro se acercaron a la base del ejército libans lanzando piedras y cócteles molotov. El testigo aseguró que se pusieron violentos al darse cuenta de que un oficial del ejército estaba grabando a los asistentes al funeral con su teléfono móvil. El ejército respondió abriendo fuego, causando la muerte a Fouad Muhiedeen Lubany —que según los informes trataba de apaciguar al grupo más violento— e hiriendo a otros cinco hombres, uno de los cuales sigue hospitalizado en estado crítico. El ejército libanés también ha asegurado que el 18 de junio, tras el funeral, su base en Nahr al Bared fue atacada con piedras y cócteles molotov, lo que provocó heridas a tres soldados. El ejército libanés afirmó que al principio, antes de emplear munición real contra los manifestantes que trataban de irrumpir en la base del ejército, dispararon “bombas de humo, balas de goma y armas antidisturbios”. Según el Acuerdo de El Cairo de 1969, el ejército libanés no suele entrar en los campos palestinos, donde tradicionalmente se han encargado de la seguridad interna las facciones palestinas. Pero el campo de Nahr al Bared ha soportado un estricto entorno de seguridad desde 2007, cuando estalló un violento enfrentamiento entre tropas libanesas y Fatah al Islam, grupo extremista islámico que se había trasladado al campo. La violencia causó daños considerables en el campo, los 30.000 residentes del campo sufrieron desplazamiento forzoso y se produjeron al menos 400 muertes, entre otras las de 42 civiles y 166 soldados libaneses. Amnistía Internacional escribió al entonces primer ministro Fouad Siniora, así como al ministro de Defensa, para manifestar su preocupación por el hecho de que las presuntas violaciones cometidas por el ejército libanés en Nahr al Bared en 2007 —objeto de una investigación interna del ejército— no se estuviesen investigando con independencia e imparcialidad. Las actuales medidas de seguridad han venido a sumarse a las penurias sociales y económicas de los palestinos que residen en el campo, muchos de los cuales siguen esperando la reconstrucción de sus viviendas desde el estallido de violencia de 2007.  Unos 30.000 refugiados palestinos y sus hijos viven en el campo de Nahr al Bared, que fue establecido en 1949 cerca de la ciudad libanesa de Trípoli, al norte del país.

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