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Más de 336.000 personas piden a Putin que respete y promueva la libertad de expresión, reunión y asociación en su país

Activistas de Amnistía Internacional ante la embajada rusa en Madrid. © Amnistía Internacional
  • XXII Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi Activistas de Amnistía Internacional salen a la calle en ciudades como Moscú, Londres, París, Madrid, Oslo, Berlín y Sidney.
Ocho directores de Amnistía Internacional entregan hoy en Moscú más de 336.000 firmas de 112 países que piden al presidente ruso, Vladimir Putin,que derogue de manera inmediata las leyes que obstaculizan la libertad de expresión, de asociación y de reunión pacífica en Rusia. Esta entrega de firmas coincide con diferentes acciones públicas que Amnistía Internacional está realizando en ciudades como Berlín, Londres, Madrid, Moscú, París, Oslo y Sidney, entre otras.

Con motivo de la próxima inauguración el 7 de febrero de 2014 de los XXII Juegos Olímpicos de Invierno en la ciudad rusa de Sochi, Amnistía Internacional ha pedido a las autoridades rusas que aprovechen la oportunidad para trabajar activamente para promover y defender estos derechos.

Amnistía Internacional lamenta que tras las multitudinarias protestas de 2012 en Moscú y en otras partes de Rusia contra el presunto fraude y las violaciones cometidas durante las elecciones parlamentarias y presidenciales, se hayan aprobado nuevas leyes y modificaciones a otras ya existentes que dificultan el ejercicio de la libertad de expresión, reunión y asociación. Unas leyes que son contrarias tanto a las obligaciones internacionales contraídas por Rusia, como a la propia Constitución del país.

Recortes a la libertad de expresión
  • En junio de 2013 se aprobó la Ley Federal que prohíbe la “propaganda de relaciones sexuales no tradicionales entre menores”, incrementando los ya altos niveles de discriminación y hostigamiento de las personas homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales (LGBTI),  contribuyendo a crear un clima de hostilidad y violencia contra este colectivo.

Las autoridades municipales se niegan normalmente a autorizar a los activistas LGBTI la realización de actos públicos. En 2013, en al menos seis ocasiones, los activistas LGBTI fueron atacados con violencia durante    protestas pacíficas por activistas homófobos en Moscú y San Petersburgo, no  se adoptó ninguna medida contra sus agresores pese a existir fotos y vídeos, pero sin embargo, sí se detuvo y enjuició a varios activistas LGBTI por violar las normas sobre reuniones públicas.

Tampoco se investigan adecuadamente actos violentos contra este colectivo, como el ocurrido el 3 de noviembre de 2013 en la oficina de LaSky, organización no gubernamental que presta apoyo a personas LGBTI que viven con el VIH, en el que dos personas resultaron heridas, una de cuales quedó  ciega de un ojo. A pesar de la gravedad del ataque, la investigación abierta por la fiscalía solo incluye cargos por “vandalismo”.

  • En julio de 2013 se aprobó la Ley sobre la Blasfemia como respuesta directa a la actuación del grupo punk Pussy Riot en la principal iglesia ortodoxa rusa de Moscú. La ley castiga con hasta 3 años de cárcel a quienes critican a los líderes religiosos o discrepan de la doctrina religiosa.

En marzo de 2012, tres integrantes de Pussy Riot —Nadezhda Tolokonnikova, Maria Alekhina y Ekaterina Samutsevich— fueron detenidas y acusadas de “vandalismo” basado en el “odio religioso”. Se las condenó a dos años de prisión. En octubre de 2012, Ekaterina Samutsevich fue puesta en libertad condicional, mientras las otras dos fueron enviadas a remotas colonias penitenciarias. A finales de diciembre de 2013, cuando casi habían cumplido íntegra su condena,  Nadezhda Tolokonnikova y Maria Alekhina fueron excarceladas en virtud de la última ley de amnistía, del 18 de diciembre de 2013, aunque siguen teniendo cargos pendientes.

Recortes a la libertad de reunión
  • Se calcula que en 2012 la policía detuvo a casi 4.000 personas en unas 200 protestas en Moscú y su región. Durante 2013, el número de protestas disminuyó significativamente, no obstante cientos de personas fueron detenidas en todo el país. La misma pauta continúa en 2014, cuando se dispersó una concentración pacífica en solidaridad con los “presos de Bolotnaya” que se celebraba el pasado 6 de enero en el centro de Moscú. Al menos 28 participantes fueron detenidos y posteriormente puestos en libertad.

Se niega de forma habitual y arbitraria la autorización para reunirse en el lugar y la hora solicitados a los grupos de la oposición y a otros movimientos  sociales; a menudo se disuelven las concentraciones con uso de la fuerza  desproporcionado. Decenas de personas detenidas han denunciado lesiones infligidas por la policía, que incluyen rotura de extremidades y heridas en la  cabeza, que no se han investigado efectivamente.

Un ejemplo fue la protesta celebrada en la plaza de Bolotnaya el 6 de mayo  de 2012, en la que fueron detenidos cientos de manifestantes pacíficos.  Posteriormente se llevaron a cabo actuaciones penales contra 28 personas  que participaron en este acto. En octubre de 2013, un tribunal confinó a un    manifestante pacífico, Mikhail Kosenko, potencialmente de forma indefinida,    en una institución mental para ser sometido a tratamiento psiquiátrico forzoso.

 Amnistía Internacional ha reconocido a Mikhail Kosenko y a otros nueve detenidos de Bolotnaya —Vladimir Akimenkov, Artiom Saviolov, Nikolay Kavkazsky, Stepan Zimin, Leonid Koviazin, Aleksey Polikhovich, Denis Lutskevich, Sergey Krivov y Yaroslav Belousov— como presos de conciencia, que deben ser puestos de inmediato en libertad.

 La ley de amnistía del 18 de diciembre puso fin al enjuiciamiento penal de cinco personas procesadas en relación con este caso, entre las que había tres presos de conciencia (Vladimir Akimenkov, Leonid Koviazin y Nikolay Kavkazsky).

Aunque la libertad de éstas y otras personas presas de conciencia es motivo de satisfacción, no debe olvidarse que estas personas nunca debieron haber sido enjuiciadas penalmente y encarceladas; y que otros presos de     conciencia siguen entre rejas. Amnistía Internacional pide su liberación inmediata e incondicional.

Recortes a la libertad de asociación
  • En julio de 2013, el fiscal general calculaba que, desde la introducción de la Ley de agentes extranjeros, se había “inspeccionado” a alrededor de 1.000 organizaciones de toda Rusia, de las que 200 reunían los criterios para ser consideradas “agentes extranjeros” en aplicación de la ley. Muchas podrían ser multadas y clausuradas.

Desde entonces, más de 50 organizaciones, entre ellas Memorial o Veredicto Público, han recibido avisos oficiales que les ordenan que se inscriban como “agentes extranjeros”  y se han abierto expedientes administrativos que pueden derivar en multas y cierres motivados por las altas sanciones.
Campaña en España
Amnistía Internacional España entregó esta mañana más de 44.000 firmas en la Embajada de Rusia en Madrid, con la misma petición internacional para el presidente, Vladimir Putin. El acto ha contado además con la participación de varios músicos que han interpretado Canción de Otoño, de Tchaikovsky, así como de la compañía de Danza On. 
El pasado martes 28 la organización mantuvo una reunión con los representantes de la Embajada rusa en Madrid, en la que trasladó sus preocupaciones y recomendaciones. Amnistía Internacional agradece esta oportunidad de diálogo pero lamenta la decepcionante respuesta de las autoridades rusas, que se limita a defender los cambios legislativos adoptados desde 2012 que, en opinión de Amnistía Internacional, están obstaculizando el ejercicio de la libertad de expresión, reunión y asociación.

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