Londres.- Amnistía Internacional ha condenado hoy los últimos ataques indiscriminados y actos de violencia cometidos contra civiles provocados por la repentina reanudación de los enfrentamientos en Costa de Marfil el 4 de noviembre de 2004. El ritmo de los acontecimientos se aceleró el 6 de noviembre de 2004, después de que las fuerzas armadas gubernamentales bombardearon los cuarteles franceses de Bouaké, la principal ciudad en poder de las Fuerzas Nuevas. En el incidente perdieron la vida nueve soldados franceses y un ciudadano estadounidense, miembro de una ONG humanitaria. Como represalia, las fuerzas francesas destruyeron dos aviones militares y varios helicópteros gubernamentales, lo que suscitó llamamientos para atacar a los franceses y sus intereses en Abiyán y desembocó en actos de saqueo y violencia. “Todas las fuerzas implicadas deben abstenerse del uso excesivo de la fuerza y dejar de cometer actos de violencia contra civiles”, ha declarado Amnistía Internacional. Según fuentes médicas, más de 400 civiles han resultado heridos en los últimos días en Abiyán y un número desconocido de personas ha perdido la vida. Muchas personas, incluidos nacionales de Malí y Senegal, han resultado heridas o han muerto en los bombardeos realizados por las Fuerzas Armadas de Costa de Marfil en el norte del país, que está en poder de las Fuerzas Nuevas desde la rebelión armada de septiembre de 2002. Este último ataque dificulta la resolución pacífica de un conflicto que ya ha ido demasiado lejos durante demasiado tiempo. La violencia de los últimos días en Costa de Marfil se produce después de varios años de ataques xenófobos violentos, especialmente contra los franceses, los medios de comunicación internacionales y los dioulas, nombre genérico que designa a los habitantes de Costa del Marfil que tienen nombre musulmán y que proceden del norte del país o de otros países de la región, como Malí, Burkina Faso, Guinea, Senegal, etc. Amnistía Internacional condena los ataques xenófobos contra nacionales franceses cometidos por ciertos simpatizantes del presidente Laurent Gbagbo, que han animado a la población a participar en el saqueo y la violencia, especialmente en Abiyán. “El gobierno debe transmitir a las fuerzas de seguridad y a la población un mensaje inequívoco y claro de condena de la incitación al odio y a la xenofobia y poner fin a toda la violencia contra nacionales extranjeros”, ha manifestado la organización. En respuesta a los ataques antifranceses, los soldados franceses de la Fuerza Unicornio acudieron en ayuda de los extranjeros en Abiyán y se enfrentaron a las fuerzas armadas de Costa de Marfil y a los simpatizantes del presidente Gbagbo. El 7 de noviembre de 2004, las autoridades militares francesas reconocieron que los soldados franceses podrían haber “herido o matado a algunas personas”. “Al mismo tiempo que reconocemos el derecho de las fuerzas internacionales en Costa de Marfil de protegerse y de proteger las vidas de los civiles amenazados, Amnistía Internacional pide a estas fuerzas que utilicen medios no violentos en la medida de lo posible antes de recurrir a la fuerza y emplear armas de fuego”, ha declarado Amnistía Internacional. La organización siente preocupación también por los atentados contra la libertad de expresión llevados a cabo o tolerados por el gobierno del presidente Gbagbo. Desde el primer día de la reanudación de los enfrentamientos, el 4 de noviembre de 2004, las emisiones de Africa No 1, la BBC y Radio France Internationale (RFI) están bloqueadas. También ha habido ataques contra la prensa de oposición, como Le Patriote, Le Libéral y Le Nouveau Réveil, cuya distribución se ha prohibido en la zona controlada por las fuerzas gubernamentales. “El origen de la crisis de Costa de Marfil está en la inexorable marcha hacia la xenofobia, que sataniza a los otros, incluso a vecinos de hace muchos años. Los otros se convierten en los representantes abstractos de un mal absoluto que hay que erradicar, expulsándolos o matándolos. Mientras persista esta ideología de la exclusión en Costa de Marfil, el respeto por los derechos fundamentales de todos los habitantes del país parece imposible”, afirma Amnistía Internacional.
Los nuevos actos de violencia contra civiles y la incitación a la xenofobia deben cesar de inmediato
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