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Líbano: Nuevos testimonios de ataques del ejército y las fuerzas de seguridad contra multitudes desarmadas tras las explosiones

REUTERS/Thaier Al-Sudani
  • Más de 230 personas heridas durante protestas el 8 de agosto
  • La política de disparar para hacer daño aplicada por las fuerzas de seguridad ha causado lesiones graves, como en el caso de un hombre que ha perdido un ojo.
  • Gas lacrimógeno, balas de goma y perdigones, disparados imprudentemente

Una investigación de Amnistía Internacional ha determinado que el ejército y las fuerzas de seguridad libaneses, así como hombres vestidos de civil no identificados, han disparado contra multitudes desarmadas durante las protestas que han tenido lugar en Beirut en los días siguientes a las recientes explosiones.

La organización ha hecho un seguimiento de las protestas mayoritariamente pacíficas del 8 de agosto, cuando se dispararon imprudentemente balas de goma, perdigones de escopeta de corredera y gas lacrimógeno contra la multitud; ha recopilado testimonios de víctimas, testigos presenciales y personal médico, y ha verificado imágenes que muestran a las fuerzas de seguridad haciendo uso de la fuerza de manera imprudente e ilegítima.

“Con su vida arruinada y afectadas aún por el trauma físico y emocional de la explosión, miles de personas se echaron a la calle en Líbano para pedir justicia. Pero las fuerzas del Estado han respondido disparando y lanzando gas lacrimógeno contra ellas”, ha manifestado Lynn Maalouf, directora de Investigación de Amnistía Internacional sobre Oriente Medio.

“En vez de cumplir con sus responsabilidades básicas para con los miles de personas que han perdido su hogar y sufren los efectos de las explosiones, el Estado parece estar a la ofensiva contra su población

“Las fuerzas de seguridad libanesas han causado lesiones graves a varias personas y han socavado, además, la confianza de una población que está afrontando ya múltiples crisis. Se debe investigar exhaustivamente a todos los responsables de esta conducta violenta e indignante para que rindan cuentas penalmente.”

Los vídeos verificados por el proyecto Evidence Lab del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional muestran que se hizo uso punitivo de la fuerza, disparando para causar daño, lo que indica que las autoridades pretendían castigar a quienes se manifestaban y disuadir de participar en nuevas protestas. El análisis realizado ha confirmado también que miembros de las fuerzas de seguridad vestidos de civil dispararon contra la multitud.

Lesiones oculares causadas por balas de goma y perdigones

Amnistía Internacional entrevistó a seis manifestantes que estuvieron en el centro de Beirut el 8 de agosto, cuando se intensificó la represión. Todos dijeron que habían visto a fuerzas de seguridad y militares disparar balas de goma y botes de gas lacrimógeno directamente contra la multitud a la altura de pecho y a corta distancia, lo que indica que disparaban para causar daño. Los manifestantes informaron también de que tenían heridas causadas por pequeños perdigones de goma disparados desde una fuente no identificada.

Los equipos médicos han comunicado al menos seis casos de lesiones oculares. Todas las personas heridas tenían entre 18 y 21 años y habían sido recibido el impacto de perdigones en los ojos. El equipo médico del Departamento de Oftalmología de la Universidad Americana de Beirut extirpó totalmente un ojo a un joven, mientras que otras personas ha perdido la vista en distinto grado.

Un médico ha contado a Amnistía Internacional: “Hicimos seis operaciones a ojo abierto el martes, tras la explosión, y seis el sábado, después de las protestas. Las seis primeras fueron por heridas de cristales; las seis siguientes, por heridas de perdigones.”

Según el personal médico entrevistado, Amjad* fue alcanzado en el cuello por una bala de goma. Lo golpeó en una vena, por lo que perdió mucha sangre antes de que lo llevaran al hospital Rizk.

Lo ha explicado así: “Estábamos en la calle Riad Al Solh. Vi a la policía antidisturbios y a ejército disparar directamente y a corta distancia contra los manifestantes. Estaban a unos 12 metros de nosotros, y entonces noté que me salía sangre del cuello. Me apreté la herida con los dedos y eché a andar en dirección a la Cruz Roja para que me atendieran. Entonces me desmayé, y la gente que estaban allí me ayudó.”

Según las normas internacionales, las balas de goma soló pueden utilizarse de manera selectiva contra personas que emplean la violencia, y jamás deben dispararse indiscriminadamente contra multitudes, pues pueden causar lesiones graves. Además, sólo pueden dirigirse contra la parte inferior del cuerpo, para causar la menor lesión posible.

“Las fueras de seguridad libanesas han disparado diversas armas de una manera que no tenía más objeto que causar daño a la gente. Actuar así tras un tragedia nacional es de una crueldad increíble”, ha añadido Lynn Maalouf.

Botes de gas lacrimógeno, disparados contra multitudes

Las fuerzas de seguridad y la policía antidisturbios han disparado de manera imprudente botes de gas lacrimógeno contra multitudes, causando lesiones graves a varias personas.

Jad* estaba en el distrito de Azarieh cuando un bote de gas lacrimógeno le impactó en la cara y le fracturó la nariz. Ha contado a Amnistía Internacional: “Cuando íbamos ya a marcharnos, un bote de gas lacrimógeno me golpeó en la cara, encima del ojo derecho. Tengo la nariz rota y toda la cara hinchada.”

Una manifestante, Faten,* recibió el impacto de un bote de humo en el hombre derecho. Estaba también en el distrito de Azarieh cuando la policía antidisturbios atacó a la multitud.

Ha contado a Amnistía Internacional: “La policía antidisturbios estaba a sólo 10 metros. Noté que algo me golpeaba en el hombro. No sentía ya el brazo. Pensé que lo había perdido, y entonces me desplomé. Estaban disparando gas lacrimógeno a la altura del pecho directamente contra la gente.”

Los botes de gas lacrimógeno disparados con lanzadores pueden causar daños graves. El gas lacrimógeno sólo debe utilizarse en situaciones de violencia generalizada, con el fin de dispersar a la multitud y únicamente cuanto todos los demás medios empleados para contener la violencia no han dado resultado.

“El uso de gas lacrimógeno es ilegítimo si el bote se dispara directamente contra una persona. Las terribles lesiones sufridas por manifestantes son sin duda consecuencia de la intención de las fuerzas de seguridad de causar daño a la gente”, ha afirmado Lynn Maalouf.

Aunque un reducido número de manifestantes cometió pequeños actos de violencia, ello no justifica que se hiciera uso de la fuerza para dispersar la protesta entera ni que se permitiera a las fuerzas de seguridad tratar la protesta entera como si toda ella no fuera pacífica. Las autoridades deben respetar el derecho de la mayoría a la libertad de reunión pacífica, aunque lo ejerza en presencia de pequeños actos de violencia cometidos por una minoría.

Hasta la fecha, los organismos de seguridad y militares han negado en todas sus declaraciones cualquier responsabilidad. Un miembro de las Fuerzas de Seguridad Interna de Líbano murió en circunstancias que están todavía poco claras.

Amnistía Internacional ha identificado granadas y botes de gas lacrimógeno MP7 de Nobel Sport; botes de gas lacrimógeno SM6 de SAE Alsetex y lanzadores de Alsetex, fabricados en Francia, y lanzagranadas M203 UGL.

Ataques contra profesionales de la medicina

Profesionales de la medicina que prestaron asistencia en las manifestaciones han dicho que en seguida se dieron cuenta de que había decenas de personas que necesitaban atención médica urgente. Han informado de lesiones y heridas de cabeza, cara, cuello, brazo, pecho, espalda, pierna y bazo. También ellos fueron atacados con gas lacrimógeno cuando intentaban tratar las lesiones.

El médico Elie Saliba ha contado a Amnistía Internacional que el 8 de agosto fue atacado tres veces en la plaza de los Mártires: primero fue alcanzado en el hombro por un perdigón de escopeta de corredera, luego recibió una lluvia de perdigones en la cabeza y la cara y al final fue golpeado por personal militar.

Ha explicado que, cuando fue alcanzado por los perdigones, se dirigió a un militar para preguntar por qué disparaban contra la multitud. El militar le dijo: “Elegísteis este régimen”, a lo que él replicó: “Jamás he elegido a ninguno de los líderes del régimen corrupto”. Entonces lo agredieron.

El doctor Saliba ha explicado: “Cuando oyó ‘corrupto’, me empujó con violencia. Me di la vuelta para irme de allí. Un soldado me golpeó en espalda con su equipo y caí al suelo. Tres soldados comenzaron a darme patadas. Vi a mi esposa, que corría hacia mí, y temí que la golpearán, así que saqué fuerzas para levantarme y escapar, la abracé y nos fuimos. Me golpearon porque había dicho ‘corrupto’. No lo ofendí, ni al ejercitó, ni insulté a nadie.”

“El personal médico y de ayuda humanitaria ha soportado una semana terriblemente traumática, trabajando sin descanso para salvar vidas tras las explosiones. Ahora se encuentra, no sólo con que tiene que atender a las víctimas de la violencia del Estado, sino también con le disparan y golpean. ¿Es no hay un mínimo de dignidad humana?”, ha manifestado Lynn Maalouf.

Peticiones de una investigación internacional

El 4 de agosto, una explosión en la zona portuaria de Beirut mató al menos a 220 personas e hirió, según estimaciones, a otras 7.000. El presidente de Líbano, Michael Aoun, declaró que la explosión había sido causada por 2.750 toneladas de nitrato de amonio almacenas de forma insegura en un depósito. Amnistía Internacional ha pedido una investigación independiente sobre el incidente.

“Las autoridades libanesas deben cooperar en una investigación internacional sobre la explosión y centrarse en garantizar la verdad, justicia y reparación a las numerosas víctimas”, ha afirmado Lynn Maalouf.

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