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Las palabras no bastan. La población civil del este de la República Democrática del Congo necesita algo más que unas medidas insuficientes

Londres.– La población del este de la República Democrática del Congo necesita que se emprendan acciones para poner fin a los ciclos repetitivos de violaciones graves de derechos humanos y no meras palabras, ha afirmado Amnistía Internacional. La organización ha hecho este llamamiento con ocasión de la adopción por consenso de una resolución por parte del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en la que expresaba su preocupación por el deterioro de la situación en Kivu Septentrional y pedía el fin inmediato de todas las violaciones de derechos humanos.

Lamentamos que el Consejo haya dedicado tanto tiempo y esfuerzo a alcanzar un acuerdo para hacer estas importantes declaraciones políticas en lugar de reunir el coraje político y la unidad de propósito necesarios para adoptar medidas prácticas que permitan hacerlas efectivas”, ha manifestado Peter Splinter, representante de Amnistía Internacional en la Oficina de AI ante la ONU en Ginebra.

En el periodo extraordinario de sesiones dedicado a abordar la situación de los derechos humanos en el este de la República Democrática del Congo, el Consejo condenó los actos de violencia así como los abusos y violaciones de derechos humanos que allí se han cometido, y recalcó la importancia de llevar a los autores ante los tribunales.

Si bien la resolución del Consejo hace un útil llamamiento al gobierno de la República Democrática del Congo para que investigue y lleve a juicio a los autores de violaciones de derechos humanos, no incluye medidas prácticas para combatir la impunidad.

El Consejo guarda silencio respecto a la necesidad de que el gobierno congoleño y la comunidad internacional aceleren la rehabilitación y reforma de los tribunales y los servicios policiales de la República Democrática del Congo. No dice nada sobre el establecimiento de un procedimiento independiente y efectivo de investigación de antecedentes para excluir de las fuerzas de seguridad a aquellas personas sobre las cuales exista la sospecha razonable de que han cometido delitos de derecho internacional u otras violaciones de derechos humanos. No ofrece apoyo alguno a la contribución de la Corte Penal Internacional para abordar la impunidad ni a la cooperación del gobierno congoleño con la Corte a ese respecto.

La competición política, que en esta ocasión nada tiene que ver con la situación de los derechos humanos en el este de la República Democrática del Congo, ha vuelto a interponerse en el camino del Consejo de Derechos Humanos de la ONU para hacer honor a su potencial de contribuir a la protección de las víctimas de violaciones de derechos humanos –afirmó Peter Splinter–. Una vez más, la mayoría de los miembros del Consejo se han conformado con ser testigos mudos de un tira y afloja entre la postura del Grupo Africano y la de la Unión Europea, en lugar de contribuir activamente a la solución que requiere la situación.

Amnistía Internacional ve con satisfacción el énfasis que pone el Consejo en la importancia de reforzar el mandato de la Misión de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUC), así como su llamamiento a todos los Estados para que presten ayuda de inmediato a la MONUC. Sin embargo, el Consejo debería haber reclamado una componente de derechos humanos más contundente, entre otras cosas solicitando el envío de más expertos en derechos humanos y apoyando la presentación de informes al Consejo y otras partes de la ONU sobre la situación de los derechos humanos.

El Consejo no ha hecho nada para garantizar que, a los esfuerzos del enviado especial del secretario general de la ONU, Olusegun Obasanjo, se añaden también consideraciones o medidas prácticas en materia de derechos humanos que tengan en cuenta la necesidad de justicia y rendición de cuentas para romper el ciclo incesante de violaciones de derechos humanos generalizadas.

Se trata de una medida destinada a abordar la ceguera autoinfligida. El Consejo ha autorizado un débil proceso de seguimiento que va a depender de unos expertos de derechos humanos sobrecargados de trabajo para que lo informen sobre la evolución de los acontecimientos en el este de la República Democrática del Congo –afirma Peter Splinter–. En su lugar, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU debería haber puesto en marcha un mecanismo destinado a hacer averiguaciones e informar al Consejo y a otras partes de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en la región.

Ya es hora de que todos los miembros del Consejo de Derechos Humanos asuman su obligación de abordar eficazmente las situaciones donde hay violaciones de derechos humanos manifiestas y sistemáticas. Las medidas que hoy han ofrecido a la población del este de la República Democrática del Congo son claramente insuficientes.www.actuaconamnistia.org

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