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Las fuerzas de seguridad abandonan a cristianos coptos durante un ataque mortal en Luxor

Personas dentro de la catedral de San Marcos en El Cairo, Egipto, 07 de abril 2013 © AI

Las fuerzas de seguridad estuvieron presentes y no intervinieron durante un ataque brutal contra cristianos coptos en Luxor; así lo ha manifestado Amnistía Internacional en un documento que ha publicado hoy. Durante los actos de violencia sectaria, las fuerzas de seguridad dejaron a seis hombres asediados a merced de una turba enfurecida; cuatro de ellos fueron posteriormente asesinados y uno tuvo que ser hospitalizado. En el ataque, perpetrado el 5 de julio y que duró 18 horas, cuatro hombres de la comunidad cristiana copta fueron asesinados y otros cuatro resultaron heridos de gravedad. Una multitud enfurecida armada con barras metálicas, cuchillos, ramas de árbol y martillos asaltó viviendas y negocios cristianos en Nagah Hassan, 18  kilómetros al oeste de Luxor, tras la aparición del cadáver de un hombre musulmán cerca de las casas de las familias cristianas. Pese a las reiteradas peticiones de auxilio por parte de residentes locales y dirigentes religiosos, las fuerzas de seguridad presentes en el lugar sólo hicieron algunos intentos desganados de poner fin a la violencia, y no llegaron refuerzos suficientes. “Es indignante que se haya permitido así una escalada sin límites de este ataque. Amnistía Internacional ha documentado en el pasado diversos casos en que las fuerzas de seguridad egipcias emplearon fuerza innecesaria o munición real en manifestaciones; sin embargo, en este caso se mantuvieron al margen a pesar de que había vidas en peligro”, ha afirmado Hassiba Hadj Sahraoui, directora adjunta del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y Norte de África. “Es preciso que se lleve a cabo una investigación exhaustiva, imparcial e independiente sobre los acontecimientos de Luxor y sobre la reacción claramente inadecuada de las fuerzas de seguridad frente al ataque.” Los hechos violentos comenzaron a las tres de la madrugada, poco después del descubrimiento del cadáver del hombre musulmán en las proximidades de las viviendas cristianas. Su familia culpó de la muerte a un cristiano copto del vecindario. A mediodía, más de un centenar de viviendas cristianas ya habían sido atacadas y decenas habían sido objeto de saqueo o incendio. Según informes, residentes del lugar estuvieron todo el día llamando sin éxito a los números de emergencia de la policía y el ejército. Dirigentes religiosos locales también hicieron gestiones ante otros responsables de seguridad. “El ataque continuó durante 18 horas, y no dejé de llamar a una sola puerta: policía, ejército, dirigentes locales, fuerzas de seguridad centrales, gobernación. Nadie hizo nada”, ha afirmado el padre Barsilious, sacerdote local de Dabiya. En uno de los episodios del ataque, las fuerzas de seguridad evacuaron a un grupo de mujeres y niños que estaban atrapados en una casa rodeada por una turba enfurecida pero dejaron dentro a seis hombres, al parecer cediendo a la exigencia de la multitud de que los hombres se quedaran. Cuatro de los hombres abandonados fueron posteriormente apuñalados o golpeados hasta morir, o ambas cosas, y otro tuvo que recibir tratamiento hospitalario. Otros tres cristianos fueron hospitalizados en distintos episodios violentos. Una mujer contó que había suplicado a unos agentes de policía que salvaran a sus hijos, que habían quedado atrapados, pero ellos habían hecho caso omiso de sus ruegos: “Le besé las manos y las piernas al policía y le supliqué que protegiera a mis dos hijos y los sacara de allí [...] me ignoró por completo y dijo que sólo sacaría a mujeres y niños [...]  Enterré a mis dos hijos el mismo día”, añadió. Otras mujeres contaron que habían entregado sus abayas (batas) a sus parientes varones para que pudieran disfrazarse de mujer e intentar escapar. La comunidad cristiana copta sufre discriminación en Egipto desde hace décadas. Durante el mandato del Hosni Mubarak se documentaron al menos 15 ataques importantes contra población copta.  La violencia sectaria continuó bajo la autoridad del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas y tras la elección del presidente Mohamed Morsi. En 2013, durante los meses finales del gobierno del depuesto presidente Morsi, hubo al menos seis ataques contra edificios o iglesias coptas. La Fiscalía de Luxor ha abierto investigaciones. Al menos 18 hombres continúan detenidos por cargos de homicidio, intento de homicidio, destrucción de propiedad y “matonismo” y se han recibido informes según los cuales algunos fueron golpeados por las fuerzas de seguridad tras su detención. “La violencia sectaria continuada en Egipto es una mancha imborrable en el historial de los sucesivos gobiernos que no tomado medidas en ningún momento para poner fin a los ataques contra minorías. Se debe actuar de inmediato para garantizar la seguridad de los cristianos coptos y otras minorías”, ha afirmado Hassiba. “Los recientes ataques van a poner a prueba la voluntad política de las nuevas autoridades egipcias y su capacidad para romper de una vez por todas ese patrón de inacción e injusticia.”

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