La primera ejecución que se lleva a cabo en Indonesia en más de cuatro años es un paso terrible y regresivo, ha dicho Amnistía Internacional al tiempo que instaba al gobierno a no llevar adelante sus promesas de ejecutar a otras nueve personas en 2013.
La pasada noche, Adami Wilson, ciudadano de Malawi de 48 años, condenado por narcotráfico en 2008, fue ejecutado por un pelotón de fusilamiento en Yakarta. Es la primera ejecución que se lleva a cabo en Indonesia desde noviembre de 2008.
El fiscal general de Indonesia, Basrief Arief, declaró que las autoridades piensan ejecutar en 2013 al menos a otros nueve reclusos condenados a muerte.
“Es una noticia realmente indignante. Nos oponemos a la pena de muerte en todas las circunstancias, pero el largo periodo que Indonesia ha pasado sin ejecuciones y su promesa de ejecutar a más personas aún, hacen que resulte todavía más terrible”, ha dicho Papang Hidayat, investigador de Amnistía Internacional en Indonesia.
Wilson fue declarado culpable por primera vez en 2004 por el tráfico de un kilo de heroína en Tangerang, en el suroeste de la provincia de Banten.
La ejecución de ayer es la primera que se lleva a cabo en Indonesia en más de cuatro años. La anterior tuvo lugar el 9 de noviembre de 2008, cuando fueron ejecutados tres de los hombres implicados en los atentados de Bali de 2002.
Tras el fusilamiento de Wilson, el fiscal general declaró que este año se llevarán a cabo al menos nueve ejecuciones más, y que el número podría llegar a 20.
Se cree que el número de personas en espera de ejecución en Indonesia asciende a 130. Más de la mitad están condenadas por narcotráfico y muchas son extranjeras. El uso de la pena de muerte por delitos relacionados con las drogas no se ajusta al criterio de “los más graves delitos” que establece el derecho internacional.
“Es incomprensible que el fiscal general haya hecho esta declaración. El mero hecho de llevar a cabo más ejecuciones ya sería un enorme paso atrás. Instamos al gobierno de Indonesia a detener inmediatamente los planes de ejecutar a más personas”, ha dicho Hidayat.
Lo sucedido hoy no concuerda con las señales positivas que indicaban que Indonesia estaba abandonando la pena de muerte.
En octubre de 2012, después del indulto concedido por el presidente Susilo Bambang Yudhoyono a un narcotraficante condenado a muerte, el ministro de Asuntos Exteriores, Marty Natalegawa, afirmó que el gesto se inscribía dentro de un movimiento más amplio para abandonar el uso de la pena de muerte en Indonesia.
En la Asamblea General de la ONU, en diciembre de 2012, Indonesia se abstuvo por primera vez de votar en contra de una resolución que pedía una moratoria mundial de la pena de muerte.