En respuesta al anuncio hecho por Texas de sus planes de dar agresivamente marcha atrás al derecho al aborto para frenar la propagación de la COVID-19, Amnistía Internacional Estados Unidos ha emitido la siguiente declaración:
“Resulta vergonzoso que Texas aproveche la COVID-19 como pretexto para restringir los derechos reproductivos. La única persona que puede decidir si un aborto es ‘esencial’ es la persona embarazada, no el estado de Texas. El aborto no debe criminalizarse nunca, en ninguna circunstancia”, ha manifestado Tarah Demant, directora del Programa sobre Género, Sexualidad e Identidad de Amnistía Internacional Estados Unidos.
“Además, el designar como no esenciales a las clínicas de aborto no limitará la necesidad de llevar a cabo abortos. La restricción del aborto no reducirá el número de abortos; lo que hará es convertirlos en inseguros y eso, a su vez, dejará a la gente en una situación más vulnerable. Por desgracia, hemos observado que esta peligrosa práctica se está empezando a convertir en tendencia, ya que estados como Ohio y MIsisipi están implementando restricciones similares. Ningún gobierno debería utilizar esta pandemia como excusa para poner en marcha una agenda contraria a los derechos humanos.”