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Indicios de tortura a manos de simpatizantes de Morsi

Manifestantes anti Morsi hablaron con Amnistía Internacional sobre los abusos que sufrieron a manos de sus seguidores © Spencer Platt / Getty Images
Hay indicios, entre ellos testimonios de supervivientes, que señalan que simpatizantes del presidente depuesto Mohamed Morsi han torturado a personas de un campamento político rival. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional. Manifestantes opuestos a Morsi han contado a Amnistía Internacional cómo fueron capturados, golpeados, sometidos a descargas eléctricas o apuñalados por individuos leales al ex presidente. Desde que a finales de junio comenzaron las concentraciones masivas rivales, hasta el 28 de julio, han llegado a la morgue de El Cairo ocho cadáveres con señales de tortura. Al menos cinco de ellos fueron encontrados cerca de zonas donde se estaban celebrando sentadas en favor de Morsi.“Las denuncias de que hay individuos perpetrando actos de tortura son gravísimas y deben ser investigadas con carácter de urgencia”, ha manifestado Hassiba Hadj Sahraoui, directora adjunta del Programa para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.“El aparente uso de la tortura como represalia es inaceptable. La gente no debe tomarse la justicia por su mano. Los líderes políticos tienen el deber de condenar estos actos delictivos y pedir a sus simpatizantes que no cometan esos abusos contra los derechos humanos. No obstante, el gobierno egipcio no debe utilizar estos delitos, cometidos por unos pocos, como pretexto para castigar colectivamente a todos los simpatizantes de Morsi o para hacer uso de fuerza excesiva para dispersar sus sentadas.”Mastour Mohamed Sayed, de 21 años, contó a Amnistía Internacional cómo él y otras 20 personas fueron atacados por un grupo de simpatizantes de Morsi cerca de la sentada en favor de Morsi en Rabaa al Adawiya el 5 de julio. Sus agresores llevaban pasamontañas, y algunos iban armados con cuchillos o metralletas. Algunos de los agredidos lograron escapar, pero Mastour Mohamed Sayed y varios más fueron capturados.“Me quedé aterrorizado al ver las armas que me apuntaban […] Me agarraron […] Nos llamaron ‘infieles’ […] Luego nos llevaron al lugar de la sentada […] Me arrastraron por el suelo. Finalmente nos encerraron bajo un podio […] Me golpearon con barras y me dieron descargas eléctricas. Perdí la consciencia unas cuantas veces”, dijo a Amnistía Internacional.Según su relato, mientras estuvo cautivo Mastour Mohamed Sayed creyó oír cómo agredían sexualmente y golpeaban a una mujer también capturada.“Tenía las manos atadas detrás de la espalda, y los ojos vendados, pero podía ver algo por debajo de la venda […] Oí a la chica gritar cuando le dieron las descargas eléctricas. También oí a una mujer que le ordenaba que se quitara la ropa. Entonces dije que eso era haram (un acto prohibido), y me golpearon en la cabeza. Luego vi a dos hombres con barba entrar en la habitación y oí a la chica gritar de nuevo […]”Después, Mastour Mohamed Sayed vio sangre en el suelo de esa misma habitación. Según su relato, sus captores le preguntaron por qué él y los otros cautivos apoyaban al general Abdel Fattah al Sisi. A la mañana siguiente le dejaron marcharse de la sentada de Rabaa al Adawiya, pero no le devolvieron su carnet de identidad.Amnistía Internacional ha concluido que la captura y la tortura de presuntos manifestantes contrarios a Morsi tiene lugar sobre todo durante los enfrentamientos violentos entre los dos campamentos, o inmediatamente después de ellos.Karam Hassan, de 48 años y residente en Giza, fue secuestrado y llevado a un lugar no identificado por manifestantes armados de la Hermandad Musulmana el 2 de julio. El secuestro se produjo tras unos enfrentamientos entre residentes de Giza y manifestantes de la Hermandad Musulmana en la plaza de Nahda. Su cadáver fue descubierto por su madre en la morgue de Zenhom el 10 de julio. Estaba cubierto de hematomas y tenía marcas de quemaduras en el pecho, la espalda, los brazos y las piernas. Además, le habían apuñalado en el pecho y tenía el cráneo fracturado.Ahmed El Kelhy, vecino de Karam que se encontraba con él cuando fue secuestrado, ha contado que los simpatizantes de la Hermandad Musulmana dispararon ráfagas de munición real contra los residentes. Al contarlo, señaló dos agujeros de bala en los edificios y una camioneta acribillada.Hassan Sabry, de 20 años, contó que unos asaltantes armados lo habían arrastrado hasta el Jardín de Oumran, cerca de las protestas en favor de Morsi en la Universidad de El Cairo.
“Me esposaron con tiras de plástico […] Empezaron a golpearme con palos por todo el cuerpo. Al menos dos estábamos sangrando”, dijo. Luego vio cómo degollaban a un manifestante ensangrentado y cómo mataban a puñaladas a otro.“Entonces empezaron a golpearme en la cabeza. Caí al suelo y fingí estar muerto. Contuve la respiración. Creían que había muerto, así que me agarraron y me arrojaron a un lugar junto con los cadáveres de los dos hombres asesinados.”A Shehab Eldeen Abdelrazek, periodista de 23 años, lo arrastraron también hasta una tienda y lo golpearon en la cabeza, la espalda y las piernas en la plaza de Rabaa Eladaweya el 3 de julio.El 30 de julio, el Ministerio del Interior dijo que desde el estallido de la crisis se habían encontrado 11 cadáveres con señales de tortura. Además, hubo denuncias de tortura presentadas por 10 personas que habían sobrevivido a ella.El grupo egipcio de activismo “Yo estoy contra la tortura” dijo a Amnistía Internacional que había verificado de forma independiente que 11 personas habían muerto tras ser torturadas por simpatizantes de Morsi desde el inicio de la crisis.“Digámoslo claramente: capturar a personas porque opinan de manera diferente y torturarlas es un acto criminal, y los responsables deben rendir cuentas”, ha manifestado Hassiba Hadj Sahraoui.La tortura y otros malos tratos a manos de las fuerzas de seguridad en Egipto es una práctica que ha continuado bajo los sucesivos gobiernos. La policía y las fuerzas de seguridad siguen torturando y maltratando a detenidos con total impunidad. 

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