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Graves abusos contra los derechos humanos azotan el país cinco meses después de la intervención francesa

Soldados malienses en coche por una carretera durante los enfrentamientos con los islamistas en Gao, febrero de 2013 © REUTERS / Joe Penney
Entre las decenas de personas que han sido torturadas, han muerto o han desaparecido, algunas de ellas bajo custodia, desde que el ejército francés inició su intervención en el país, hace cinco meses, hay civiles. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional en un nuevo informe hecho público hoy. El informe, titulado Mali: Preliminary findings of a four-week mission. Serious human rights abuses, publicado en el periodo previo al despliegue, el mes que viene, de una fuerza de mantenimiento de la paz en Malí, es el resultado de una visita de investigación realizada al país en mayo y junio. “El historial de derechos humanos de las fuerzas de seguridad de Malí desde enero es sencillamente atroz. Siguen violando los derechos humanos sin, aparentemente, ningún temor a tener que rendir cuentas de sus actos”, ha manifestado Gaëtan Mootoo, investigador de Amnistía Internacional y miembro de esta visita de investigación. Durante la visita, Amnistía Internacional documentó decenas de casos de detenidos que habían sido torturados o sometidos a malos tratos tras ser arrestados por su presunta vinculación con grupos armados. La organización documentó también más de 20 casos de ejecución extrajudicial o desaparición forzada. Mohamed Lemine y Mohamed Tidjani fueron detenidos por las fuerzas de seguridad de Malí el 28 de enero de este año, el mismo día que los ejércitos francés y maliense entraron en la ciudad de Timbuctú. Sus cadáveres se encontraron unos días después, y un familiar dijo a Amnistía Internacional: “Los dos vestían las mismas ropas y zapatos que llevaban el día de su detención; Mohamed Lemine llevaba una boubou [túnica] blanca y pantalones negros, mientras que su amigo llevaba una boubou. Preferimos no mover los cadáveres, y recubrimos la tumba con arena”. La delegación de Amnistía Internacional pudo hablar con más de 80 de los 200 detenidos recluidos en la capital, Bamako, la mayoría de ellos acusados de actos de terrorismo y otros delitos. Muchos de ellos afirmaron haber sido sometidos a tortura o malos tratos, y a algunos, según los informes, se les negó el tratamiento médico. Varios tenían marcas y cicatrices de quemaduras y cortes en lugares como la espalda, el pecho y las orejas. Al menos cinco detenidos murieron en el centro de detención en abril de 2013, la mayoría al parecer a consecuencia de las atroces condiciones de reclusión y la falta de atención médica. Akassane Ag Hanina fue detenido en la ciudad de Timbuctú y llegó al centro de detención de Bamako el 4 de abril de 2013, donde murió siete días después. Antes de su muerte dijo a otros detenidos que había sido golpeado por soldados en Timbuctú. Uno de los compañeros de reclusión de Ag Hanina dijo a Amnistía Internacional: “Dijo a los guardias que estaba enfermo, pero no le dieron tratamiento médico. La noche antes de morir pidió ayuda, pero no vino nadie hasta por la mañana. Cuando llegaron, estaba muerto”. Cuando Amnistía Internacional visitó el centro de detención, varios niños soldados, algunos de ellos de tan sólo 13 años, estaban recluidos junto con adultos. Las autoridades de Malí reconocieron que se habían cometido algunas violaciones de derechos humanos, y dijeron que se estaban investigando varios casos, pero hasta el momento nadie ha comparecido ante la justicia. “El garantizar que los responsables de abusos contra los derechos humanos son llevados ante la justicia no será una tarea fácil, pero es la clave para lograr una estabilización duradera y el renacer de un país desgarrado por más de 18 meses de conflicto”, ha manifestado Gaëtan Mootoo. La organización siente asimismo preocupación porque el ejército francés, al igual que las tropas de apoyo de África Occidental (AFISMA) –entre las que se encuentran fuerzas de Chad y Níger– entregaron a presos a las autoridades de Malí pese a que sabían, o deberían haber sabido, que los detenidos corrían un peligro real de sufrir tortura o malos tratos. Durante la visita, la delegación de Amnistía Internacional también reunió testimonios sobre secuestros y homicidios arbitrarios cometidos por el grupo armado de oposición Movimiento por la Unidad y la Yihad en África Occidental (Mouvement pour l’unicité du djihad en Afrique de l’ouest, MUJAO) contra civiles acusados de apoyar a los ejércitos francés y maliense. También se acusó a grupos armados de oposición, entre ellos MUJAO y el grupo tuareg Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (Mouvement national de libération de l’Azawad, MNLA), de agredir sexualmente a mujeres y niñas y utilizar a niños y niñas para acarrear armas, vigilar puntos de control y cocinar. Además, se envió a niños a primera línea de combate. “En el periodo previo al despliegue de la Misión de Estabilización de la ONU en Malí, es fundamental garantizar que el ejército maliense y otras fuerzas armadas respetan y protegen los derechos humanos, para que los habitantes del norte del país sepan que pueden vivir tranquilos”, ha manifestado Gaëtan Mootoo.

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