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Etiopía: La tibia respuesta internacional al conflicto de Tigré ha fomentado terribles violaciones de derechos humanos en los últimos seis meses

© UNHCR/Hazim Elhag

Quienes lideran los Estados de África y el resto del mundo deben pronunciarse urgentemente y tomar más medidas para contener la feroz ola de violaciones de derechos humanos y del derecho internacional humanitario en el contexto del conflicto armado que sacude la región etíope de Tigré desde hace seis meses; así lo ha manifestado hoy Amnistía Internacional.

Desde que estallaron los combates el 4 de noviembre de 2020, miles de civiles han perdido la vida, cientos de miles de personas se han visto internamente desplazadas en Tigré y 63.000 han buscado refugio en Sudán. Amnistía Internacional y otras organizaciones han documentado un gran número de graves violaciones de derechos humanos que incluyen crímenes de guerra y, probablemente, crímenes de lesa humanidad. Asimismo hay numerosos informes verosímiles sobre mujeres y niñas que están siendo sometidas a violencia sexual, incluidas violaciones en grupo, por soldados etíopes y eritreos.

“A pesar de que no faltan pruebas verosímiles de violaciones de derechos humanos y del derecho internacional humanitario seis meses después del inicio del conflicto en Tigré, la respuesta de la Unión Africana y las Naciones Unidas es lamentablemente insuficiente”, ha afirmado Deprose Muchena, director de Amnistía Internacional para África Oriental y Austral.

“El Consejo de Seguridad de la ONU estuvo paralizado durante meses antes de expresar preocupación finalmente por la creciente gravedad de la situación en Tigré. Mientras, la Unión Africana y los gobiernos de la región apenas han hecho nada para pronunciarse en contra del gran número de probables crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.”

Violaciones de derechos humanos cometidas por todos los bandos

El gobierno etíope ha hecho caso omiso de las peticiones de Amnistía Internacional para acceder a Tigré, lo que ha dificultado la comprobación de las denuncias de violaciones de derechos humanos en un contexto de continuas y graves restricciones de las comunicaciones.

Sin embargo, Amnistía Internacional ha podido documentar con detalle numerosas atrocidades usando métodos de investigación basada en fuentes abiertas —como el análisis de imágenes satelitales y la verificación de vídeos— y entrevistando a decenas de sobrevivientes, por teléfono si estaban Tigré o directamente si eran personas refugiadas en el este de Sudán.

Entre las atrocidades documentadas por la organización está la masacre de cientos de civiles en Mai Kadra (oeste de Tigré) los días 9 y 10 de noviembre de 2020, presuntamente cometida por fuerzas leales al Frente Popular de Liberación de Tigré. Posteriormente, Amnistía Internacional ha recibido informes sobre ataques de represalia contra la población de etnia tigré de Mai Kadra que incluyen ejecuciones extrajudiciales, saqueo de bienes y detenciones colectivas.

Amnistía Internacional ha concluido que soldados eritreos mataron a cientos de civiles en Axum el 28 y 29 de noviembre, probablemente cometiendo un crimen de lesa humanidad, y dispararon indiscriminadamente a civiles en Adwa el 12 de abril de 2021, matando a 3 e hiriendo a 19 más. Asimismo, trabajando en colaboración con la CNN, ha confirmado que soldados de la Fuerza de Defensa Nacional etíope llevaron a cabo ejecuciones extrajudiciales en Mahibere Dego, cerca de Axum, el 15 de enero de 2021.

Desde que obtuvieron permiso de entrada en Tigré a finales de febrero, medios de comunicación internacionales han publicado una sucesión de informes que confirman los relatos de atrocidades hechos anteriormente por Amnistía Internacional y otros, así como informes estremecedores de nuevas violaciones de derechos humanos.

Éstos incluyen denuncias de limpieza étnica en el oeste de Tigré —zona controlada por la Policía Especial Amhara, afín al gobierno, y Fano, una milicia amhara— que ha causado el desplazamiento forzoso de decenas de miles de personas. Amnistía Internacional aún no ha verificado estas denuncias de manera independiente pero continúa investigando la situación.

Asimismo se han recibido informes terribles sobre el uso generalizado de la violación y otras formas de violencia de género contra mujeres y niñas en toda la región. Las ONG y los organismos de la ONU que trabajan en la región han afirmado en una declaración reciente que están “alarmadas por los informes de violencia creciente contra mujeres y niñas, incluidas desgarradoras denuncias de violencia sexual” y que “la respuesta sigue distando mucho de ajustarse al grado de necesidad”. Mientras, agencias humanitarias han denunciado saqueos y ataques contra hospitales y otros centros médicos de Tigré.

“Es intolerable que las mujeres y las niñas de Tigré estén siendo víctimas de violencia sexual mientras el mundo se queda mirando sin hacer nada. Durante el conflicto se han reducido drásticamente las provisiones de hospitales y proveedores de ayuda humanitaria, que no disponen del material necesario para ayudar”, ha afirmado Deprose Muchena.

Obstáculos a la ayuda humanitaria y temor a una hambruna

Amnistía Internacional ha pedido reiteradamente a las partes del conflicto de Tigré que permitan acceder sin trabas a las organizaciones humanitarias. El 27 de abril, la ONU citó varias mejoras pero dijo que “la situación sigue siendo inestable en Tigré y dificulta los esfuerzos de los socios para entregar ayuda humanitaria a tiempo”.

A finales de marzo, el personal de la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) sufrió dos brutales interrupciones de una de sus misiones con destino a la capital de la región, Mekele. La primera vez que su vehículo de MSF fue interceptado, el personal presenció ejecuciones extrajudiciales realizadas por soldados en el arcén de la carretera; la segunda vez, los soldados hicieron bajar al conductor —que era etíope—, lo golpearon con la culata de un arma y amenazaron con matarlo.

El desplazamiento masivo de población desde las zonas rurales de Tigré, así como las denuncias de destrucción deliberada de cultivos y saqueo de almacenes de grano, han llevado a la ONU y otros interlocutores a advertir de una inseguridad alimentaria “catastrófica” e incluso del riesgo inminente de hambruna.

Mientras, también se ha observado recientemente un preocupante aumento de la violencia y las violaciones de derechos humanos contra civiles en otras partes de Etiopía, principalmente en los estados regionales de Amhara, Benishangul y Oromía. Se han recibido informes de ataques a civiles en el distrito de Chilga, la Zona Shewa del Norte y la Zona Especial Oromo de la región de Amhara, y de violencia armada en la Zona Metekel de la región de Benishangul-Gumuz. En zonas del oeste de Oromía, personas armadas han asesinado y obligado a desplazarse a residentes amharas desde noviembre de 2020.

“Es primordial llevar a cabo investigaciones internacionales e independientes sobre las denuncias de violaciones graves cometidas por todas las partes, obligar a los responsables a rendir cuentas y transmitir el mensaje inequívoco de que no habrá impunidad de ninguna clase”, ha dicho Deprose Muchena.

“Si persiste la tibia respuesta de la comunidad internacional al conflicto en Tigré, existe el grave peligro de que la situación, ya terrible, crezca en espiral hasta desbocarse.”>

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