“Me machacaron la cara, ese hombre me dio puñetazos en la cara, trataba de golpearme en todas partes, yo me cubría con las manos […] Estaba acurrucada en el rincón, hecha un ovillo con las manos alrededor de las rodillas. Le ponía furioso que tratara de protegerme. Salió y regresó con un cuchillo.”Hanna nos mostró las cicatrices que tenía en el cuello, los brazos y las piernas, donde le habían hecho cortes con el cuchillo. Tenía además una herida de arma blanca en la rodilla y el dedo índice derecho todavía vendado con una tablilla de plástico. También describió cómo el hombre que la interrogaba la obligó a escribir, con su propia sangre, un lema separatista en la pared. Secuestro a cambio de rescate
Aunque la mayoría de los secuestros parecen ser de motivación “política”, existen pruebas claras de que los grupos armados están utilizando el secuestro y la tortura para provocar el miedo y controlar a la población local. También se ha secuestrado a personas a cambio de rescate. Sasha, activista pro ucraniano de 19 años, huyó a Kiev tras ser secuestrado a punta de pistola por separatistas en Luhansk. Según afirma, lo golpearon repetidamente durante 24 horas. “Me golpearon con los puños, con una silla, con todo lo que pudieron encontrar. Me apagaron cigarrillos en la pierna y me dieron descargas eléctricas. Duró tanto que ya no sentía nada, simplemente me desmayé”, contó a Amnistía Internacional. Finalmente lo dejaron en libertad después de que su padre pagara un rescate de 60.000 dólares estadounidenses. Abusos de fuerzas partidarias de Kiev
Aunque la gran mayoría de las denuncias de secuestro y tortura se realizan contra grupos separatistas pro rusos, las fuerzas partidarias de Kiev, incluidos grupos de apoyo mutuo, también han estado implicadas en los malos tratos a los cautivos. El equipo de investigación de Amnistía Internacional viajó desde Kiev hasta el puerto marítimo suroriental de Mariupol, que ha “cambiado de manos” dos veces en los últimos dos meses. El 13 de junio, las fuerzas ucranianas recuperaron el control de la ciudad, que estaba en manos de un grupo armado autodenominado República Popular de Donetsk. Un miembro del gobierno local de Mariupol, que desea permanecer en el anonimato, contó a Amnistía Internacional que oyeron a un separatista cautivo gemir de dolor a manos de las fuerzas partidarias de Kiev, que al parecer estaban tratando de obtener información sobre los separatistas. En otro caso diferente, un muchacho de 16 años, Vladislav Aleksandrovich, fue secuestrado tras publicar una imágenes de vídeo de operaciones anteriores de mantenimiento de la ley llevadas a cabo en Mariupol el 25 de junio de 2014. En un vídeo publicado tras su liberación el 27 de junio, se puede ver a Vladislav sentado detrás de un hombre enmascarado que viste uniforme de camuflaje. El hombre tiene una mano sobre la cabeza de Vladislav y amenaza con represalias a él y a “todos los demás” que ponen en peligro la unidad de Ucrania. En una entrevista posterior grabada en vídeo, Vladislav afirma que lo torturaron, lo golpearon en la espalda con las culatas de los rifles, le dieron puñetazos y lo obligaron a escribir una “declaración al pueblo de Ucrania” y a gritar consignas nacionalistas pro ucranianas. “En Mariupol, durante nuestra visita, no se veían policías ni militares por ninguna parte. Había una ausencia total de autoridad y seguridad, y la gente tenía miedo de sufrir represalias, secuestro o tortura”, ha manifestado Denis Krivosheev. “Es censurable que estemos presenciando una escalada de secuestros y tortura en Ucrania. Todos los implicados en este conflicto armado deben poner en libertad de manera inmediata e incondicional a todas las personas que permanezcan cautivas ilegalmente, y deben garantizar que, hasta su liberación, esas personas están protegidas frente a la tortura y otros malos tratos.” Amnistía Internacional pide al gobierno de Ucrania que cree un registro único, actualizado periódicamente, de los casos de presunto secuestro, y que investigue de manera exhaustiva e imparcial todas las denuncias de uso abusivo de la fuerza, malos tratos y tortura.