La ejecución de 28 personas esta semana tras lo que parecen juicios apresurados y sin garantías imprime carácter de urgencia a la necesidad de que las autoridades iraquíes establezcan una suspensión de la pena de muerte, ha dicho Amnistía Internacional.
“Las personas ejecutadas habían sido detenidas en enfrentamientos que tuvieron lugar en las últimas tres semanas. El breve tiempo que medió entre su detención y su condena y ejecución, plantea graves preocupaciones sobre el proceso de su juicio”, ha dicho Amnistía Internacional. “Las autoridades iraquíes deben revelar toda la información pertinente sobre estos juicios, entre otras cosas si las personas ejecutadas tuvieron acceso a representación letrada”.
Amnistía Internacional ha expresado reiteradamente su preocupación por los juicios llevados a cabo ante tribunales penales en Irak, cuyos procedimientos distan de cumplir las normas internacionales sobre garantías procesales.
“El gobierno iraquí argumentó en 2004 que la reinstauración de la pena de muerte frenaría la violencia generalizada en el país –ha manifestado Amnistía Internacional–, pero la realidad es que esta violencia no ha disminuido lo más mínimo y la pena de muerte no ha actuado como factor disuasorio”.
La pena capital se ha utilizado ampliamente desde su reintroducción en 2004, y cientos de personas han sido condenadas a muerte tras juicios sumamente injustos. Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en todas las circunstancias por considerarla una violación del derecho a la vida y por la forma extrema de pena cruel, inhumana y degradante.