En Uzbekistán, quien no sigue un estilo de vida fuertemente regulado se arriesga a estar en el punto de mira. Allí se tortura a las personas para que firmen confesiones y familias enteras reciben amenazas si alguno de sus miembros se atreve a hablar. Nuestra campaña Stop Tortura saca a la luz la práctica oculta de la tortura por parte de las fuerzas de seguridad uzbekas.
"Las autoridades dirán que revelé secretos de Uzbekistán. Por eso no pueden averiguar nada sobre mí. Si lo hacen, me meterán directamente en la cárcel”.En cifras
166: La posición que ocupa Uzbekistán en el Índice de Percepción de Corrupción. por tanto se encuentra en los 10 Estados del mundo con sectores públicos más corruptos. 24: El número de años que lleva en el poder el presidente Karimov. 11: El número de veces que la ONU ha solicitado acceso a Uzbekistán con fines de observación de los derechos humanos desde 2002.11: El número de agentes de policía declarados culpables de tortura de 2010 a 2013. 236: El número de denuncias presentadas en ese periodo.
Islam Karimov ha sido presidente durante más de dos décadas. La vigilancia del Estado está en todas partes, en la calle, en los cibercafés, y la disidencia se reprime de forma rápida y, con frecuencia, severa.
Se inspecciona en detalle la información procedente de Occidente y quien desee viajar al extranjero necesita una visa especial de salida. Si alguien cae en desgracia con las autoridades, se arriesga a las más graves consecuencias.
Algunos métodos de tortura
- Palizas
- Asifixia con bolsas de plástico o máscara de gas
- Violación
- Privación de alimentación, agua o sueño
- Exposición a temperaturas extremas
- Descargas eléctricas
- Humillación sexual
- Inserción de agujas bajo las uñas de manos y pies
La cárcel: “Donde reina el infierno”
“El infierno reina en las cárceles de Uzbekistán” dice Sergey Ignatyev, un pintor que ahora vive en el exilio. “Allí se tortura a la gente”. Abundan los testimonios: electroshocks, palizas, asfixias y amenazas de violación y muerte.Vahit Güneş, un hombre de negocios turco que pasó 10 meses en un centro de detención del Servicio de Seguridad Nacional (SNB) en Tashkent en 2011 y que fue torturado, nos cuenta más. “Esposan a la gente a los radiadores. Vi cómo les rompían los huesos a los presos con bates de béisbol. Por la noche les oía gritar, como si les estuvieran atacando lobos”.
Ser escuchado, a cualquier precio
Pero la verdad ha sido escuchada. Las cartas de los presos salieron de Uzbekistán de forma oculta y se han difundido sus historias. Una carta del expreso Mamadali Makhmudov, de 2004, describía cómo obligaban a los hombres a gatear desnudos por toda la cárcel mientras les golpeaban con porras. Les daban patadas y les pegaban por no cantar el himno nacional, y les dejaban medio desnudos, sin agua ni retrete durante varios días.“Era duro saber quién seguía vivo y quién había muerto”, escribió. “Delante de mis propios ojos pegaban y mataban a jóvenes”.
Sergey ha leído docenas de cartas de presos y las ha utilizado para crear una exposición titulada Cartas desde la Cárcel. Concluye de forma rotunda: “La tortura y el aislamiento pueden cambiar a un hombre. Matan lo humano que hay dentro de ti; las personas se acostumbran a las torturas y pierden la capacidad de defenderse. Pero hasta el último minuto esperan ser liberadas".
La tortura y el aislamiento pueden cambiar a la gente. Matan al ser humano por dentro.
Sergey Ignatyev, pintor uzbeko
En Uzbekistán, torturar a las personas y forzarlas a firmar confesiones falsas es algo rutinario. Para ello, presionan a mujeres y hombres con los métodos más brutales que se puedan imaginar.
El Presidente de Uzbekistán puede cambiar esto. Puede firmar un decreto que ponga fuera de la ley el uso de la tortura para la obtención de confesiones y así poner fin a las palizas, las quemaduras y los electroshocks. Desde Amnistía Internacional hacemos campaña para conseguirlo.