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© SIMON MAINA/AFP/Getty Images

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¿Sabes lo que se grita en las calles de Burundi?

Por Rachel Nicholson (@re_nicholson), investigadora en Burundi y Ruanda de Amnistía Internacional,

La decisión del Pierre Nkurunziza de presentarse a un tercer mandato presidencial en abril de 2015 desató una crisis que continúa en la actualidad. Cuando la gente se echó a la calle para protestar se encontró con una violenta represión policial. La campaña de represión de la disidencia continuó tras un fallido intento de golpe de Estado en mayo de 2015.

Se cometieron violaciones de derechos humanos y crímenes de derecho internacional. Centenares de personas fueron asesinadas; a finales de 2015 aparecían cadáveres en las calles casi todas las mañanas. Se intensificó el uso de la tortura y cientos de personas desaparecieron. Cientos de miles han buscado refugio en países vecinos. Muchos defensores y defensoras de los derechos humanos así como periodistas que se opusieron a un tercer mandato o alzaron la voz sobre la crisis ahora viven en el exilio. Mientras tanto, la crisis continúa, con un discurso gubernamental de estabilización como telón de fondo. La represión y el control de la población han pasado a ser la nueva normalidad, reduciendo gravemente el espacio para la disidencia mientras se siguen cometiendo atroces violaciones de derechos humanos.

Suma tu voz a la nuestra para reclamar verdad y justicia.

Abacu (Nuestro Pueblo) es una campaña para recordar a las víctimas y los supervivientes de las atrocidades cometidas desde que estalló la crisis y al mismo tiempo para desaprobar al gobierno de Burundi por esta cultura de impunidad. Los casos de estas cinco víctimas y dos sobrevivientes de la violencia desatada en abril de 2015 demuestran que el gobierno no ha abordado el problema de la impunidad en Burundi.


Jean Népomucène Koezamahoro, los presuntos responsables penales de su muerte aún visten el uniforme policial. © Private

Jean Népomucène Komezamahoro

Jean Népomucène Komezamahoro, o simplemente Jean Népo para sus familiares y amigos, sólo tenía 15 años cuando una bala disparada por la policía le segó la vida.

Un manifestante contó a Amnistía Internacional que había presenciado cómo la policía disparaba a Jean Népo el 26 de abril de 2015 cerca de la universidad de Hope, en el barrio Ngagara 2 de la capital, Buyumbura. Según testigos y familiares, Jean Népo no había participado en las manifestaciones.

“Los manifestantes fueron a la avenida Buconyori, en el barrio 8. La policía llegó del lado de Mutakura con el comisario Ayubu y comenzó a disparar. Jean huyó hacia una puerta de rejas pero no consiguió traspasarla porque la gente la había atrancado por miedo. Entonces Jean se dio la vuelta, tropezó con varias piedras y cayó al suelo, y la policía le disparó en la cabeza. Se puso de rodillas y le dijo a la policía que no era un manifestante. No llevaba nada en las manos. Le dispararon, y varios policías, entre ellos Ayubu, huyeron y se dirigieron a Kanyoni. La policía también disparó contra otros manifestantes para dispersarlos”, relato de un manifestante que presenció el tiroteo.

El certificado de defunción decía que Jean Népomucène Komezamahoro había muerto en un “tiroteo”.

Las autoridades no han llevado a cabo una investigación sobre el homicidio de Jean Népo.


Zedi Feruzi, asesinado un dirigente de un partido político de oposición y uno de sus escoltas. © Private

Zedi Feruzi

El 23 de mayo de 2015, hacia las 7.30 de la tarde, Zedi Feruzi, presidente del partido de oposición Unión para la Paz y la Democracia-Zigamibanga (Union pour la paix et la démocratie-Zigamibanga) y uno de sus escoltas, procedente de las unidades policiales encargadas de la protección de instituciones y dirigentes políticos (Apoyo para la Protección de las Instituciones, Appui pour la Protection des Institutions, API) fueron asesinados en Ngagara cuando se dirigían hacia la casa de Feruzi. El periodista Jean-Baptiste Bireha, que resultó gravemente herido durante el ataque, contó en una entrevista de radio para France Inter que los agresores llevaban uniformes de las API.

Otros dos testigos presenciales confirmaron que habían reconocido a los policías como pertenecientes a las API. Uno de los testigos reconoció a uno de los agentes de policía. Ese mismo día, a través de un comunicado publicado en el sitio web del presidente Nkurunziza, se daban instrucciones a las autoridades pertinentes para que investigaran los hechos con la mayor rapidez.

Hasta el momento no se ha procesado a nadie por el homicidio de Zedi Feruzi. Su esposa se ha visto obligada a exiliarse.


Jean Bigirimana, periodista sobre cuya desaparición aún no se han dado explicaciones. © Private

Jean Bigirimana

Antes de su desaparición, Jean Bigirimana trabajaba para Iwacu, periódico semanal independiente de Burundi. El 22 de julio de 2016, Jean dejó su casa en la capital, Buyumbura, en dirección a Bugarama, en la provincia de Muramvya. Cuando iba hacia allí, desapareció.

Según Iwacu, se marchó de su casa tras recibir una llamada del Servicio Nacional de Inteligencia.

Tres días después de su desaparición, el portavoz de la policía, Pierre Nkurikiye, negó que las fuerzas de seguridad hubieran detenido a Jean. Willy Nyamitwe, entonces asesor de Comunicaciones del presidente, declaró que el gobierno estaba investigando el asunto. La Comisión Nacional Independiente de Derechos Humanos llevó a cabo una investigación sobre la desaparición de Jean. El 5 de agosto de 2016, la Comisión cerró su investigación afirmando que no había conseguido localizar a Jean ni averiguar más información sobre su paradero.

En los últimos seis meses, la esposa de Jean, Godeberthe Hakizimana, ha recibido graves amenazas por denunciar la desaparición de su esposo. En marzo de 2017 aparecieron pintadas amenazadoras en un comercio de su propiedad situado delante de su casa. En junio, Iwacu informó de que alguien había dejado en casa de Godeberthe un folleto en el que le pedían que dejara de viajar por el mundo hablando mal de su país a investigadores de la ONU sobre violaciones y abusos contra los derechos humanos en Burundi.

Hasta la fecha no se han recibido noticias sobre el paradero de Jean. Sus colegas de Iwacu y sus familiares temen que le haya pasado lo peor.


Esdras Ndikumana, periodista detenido y torturado por hacer su trabajo.© Private

Esdras Ndikumana

Esdras Ndikumana es un periodista burundés muy conocido que trabaja de corresponsal para Radio France Internationale (RFI) y Agence France Presse (AFP). Fue detenido por el Servicio Nacional de Inteligencia el 2 de agosto de 2015 cuando estaba tomando fotografías en el lugar donde había sido asesinado el general Adolphe Nshimirimana. Sufrió tortura mientras estuvo bajo custodia.

La mañana del 2 de agosto de 2015, Esdras se estaba preparando para ir a la iglesia cuando recibió la noticia del homicidio del general Adolphe Nshimirimana, ex jefe del Servicio Nacional de Inteligencia, y decidió parar en el sitio donde habían matado al general antes de ir a la iglesia. Al llegar al lugar de los hechos, en vista de la fuerte presencia militar, fue precavido y se detuvo a mirar alrededor y evaluar si podía hacer su trabajo en condiciones seguras. Reconoció a varias autoridades gubernamentales y agentes de seguridad presentes en el lugar y pidió autorización antes de empezar a tomar fotografías. Después vio a tres hombres que hablaban entre ellos y luego llamaban a un agente de rango inferior y señalaban en dirección a Esdras. El agente agarró a Esdras y lo metió bruscamente en una camioneta. Ya subido en la camioneta, Esdras recibió varios puñetazos mientras varias autoridades burundesas observaban la escena. Lo llevaron a la jefatura del Servicio Nacional de Inteligencia en Buyumbura, donde fue puesto bajo custodia y afirma que fue torturado durante unas dos horas.

La oficina del presidente Nkurunziza condenó los hechos de inmediato en un comunicado de prensa emitido el 13 de agosto de 2015. Afirmó que se pondría en marcha una investigación sobre las denuncias de la tortura bajo custodia de Esdras y que los responsables serían procesados y castigados. Con el paso del tiempo, Esdras y sus empleadores comprendieron que no había sucedido nada de lo que había prometido la presidencia. Decidieron presentar una denuncia formal contra X [forma de denuncia en que la víctima no puede identificar a los autores de los abusos] ante el fiscal general el 19 de octubre de 2015. A finales de 2016, el fiscal encargado del caso pidió a Esdras que proporcionara los nombres de quienes lo habían golpeado para poder iniciar la investigación. Sin embargo, cuando se trata de una denuncia de esta naturaleza, el fiscal no necesita que le den nombres para empezar una investigación.

Desde entonces, Esdras ha sufrido una campaña de difamación por Internet por parte de simpatizantes del gobierno actual de Burundi. En mayo de 2016, el ministro de Seguridad Pública acusó a Esdras de parcialidad en su labor informativa, de servir a intereses extranjeros y de promover la delincuencia y la violencia en Burundi.

Actualmente vive en el exilio.


Pierre Claver Mbonimpa, sobrevivió a un intento de asesinato. © Private

Pierre Claver Mbonimpa

El 3 de agosto de 2015, Pierre Claver Mbonimpa sobrevivió por poco a un intento de asesinato en Buyumbura cuando volvía a casa del trabajo. Mbonimpa preside la Asociación para la Protección de los Derechos Humanos y los Detenidos (APRODH). Estaba entre las personas que más han criticado que Pierre Nkurunziza se presente a un tercer mandato presidencial en 2015. El ataque tuvo lugar un día después del asesinato del general Adolphe Nshimirimana, asesor principal sobre seguridad de la Presidencia. En estado crítico tras recibir un disparo en el cuello, Mbonimpa fue autorizado a buscar tratamiento fuera del país.

Tras el intento de asesinato en agosto de 2015, varios miembros de la familia Mbonimpa fueron objeto de amenazas y vigilancia. En octubre de 2015, las fuerzas de seguridad mataron a Pascal Nshimirimana, yerno de Mbonimpa, en el exterior de su casa, y un mes más tarde mataron también al hijo de Mbonimpa, Welly Fleury Nzitonda. Al parecer, sus asesinatos estaban relacionados con Mbonimpa y la labor de derechos humanos de APRODH.

Hasta la fecha no se han publicado las conclusiones de ninguna investigación sobre este caso ni se ha obligado a nadie a responder penalmente de este delito.

El señor Mbonimpa vive actualmente en el exilio.


Welly Fleury Nzitonda, hijo de un prominente crítico gubernamental, muerto a manos de la policía. © Private

Welly Fleury Nzitonda

El 6 noviembre de 2015, unos agentes de policía mataron a Welly Fleury Nzitonda. Era hijo de Pierre Claver Mbonimpa, destacado activista de derechos humanos de Burundi que había sobrevivido a un intento de asesinato justo tres meses antes.

El día en que lo mataron, Welly había vuelto a su casa en la zona de Mutakura (Buyumbura), para recoger algunas pertenencias. Hacia las 11 de la mañana fue interceptado por unos agentes de policía que realizaban una patrulla rutinaria. Según informes, los agentes detuvieron a Welly al descubrir que era hijo de Mbonimpa y lo llevaron a una casa donde, según informes, el jefe de la policía local lo asesinó. Su cadáver apareció más tarde ese mismo día.

El homicidio de Welly siguió al intento de asesinato de su padre el 3 de agosto y al homicidio de su cuñado el 9 de octubre del mismo año.

Mbonimpa no pudo asistir al entierro de su hijo porque se estaba recuperando de las heridas de bala sufridas en el atentado contra su vida. En su lugar envió un mensaje en el que animaba a los burundeses a mantener viva la esperanza en que la crisis de Burundi termine algún día.


Marie-Claudette Kwizera, activista de derechos humanos secuestrada por agentes de seguridad. © Private

Marie-Claudette Kwizera

La burundesa Marie Claudette Kwizera, activista de derechos humanos y tesorera de Ligue Iteka, primera organización de derechos humanos de Burundi, lleva en paradero desconocido desde el 10 de diciembre de 2015. Kwizera fue secuestrada por presuntos miembros del Servicio Nacional de Inteligencia cerca del Policlínico Central de Buyumbura.

El 12 de diciembre de 2015, dos días después del secuestro de Kwizera, un agente del Servicio Nacional de Inteligencia informó a sus familiares de que estaba detenida en la sede del Servicio Nacional de Inteligencia y les pidió un rescate de 3,5 millones de francos burundeses (unos 2.000 dólares estadounidenses). A pesar de que la familia de Kwizera pagó el rescate, en ningún momento fue informada de su paradero. La familia presentó una denuncia sobre este asunto y el agente fue detenido aunque posteriormente liberado, según Ligue Iteka. El 13 de enero de 2016, un familiar de Kwizera se presentó en la sede del Servicio Nacional de Inteligencia pero le dijeron que no estaba allí.

La desaparición de Marie Claudette llevó a la Federación Internacional de los Derechos Humanos a iniciar una campaña en Internet, #FreeMarieClaudette y #SaveMarieClaudette, para reclamar una investigación independiente sobre su desaparición.

Hasta hoy sigue sin conocerse su paradero. Muchos temen que la hayan matado.

Esfuerzos insatisfactorios para abordar la impunidad en Burundi

Tras intensas presiones de organizaciones nacionales e internacionales, el gobierno de Burundi estableció dos comisiones de investigación encargadas de examinar los hechos relacionados con la crisis desde abril de 2015. La primera analizó el “movimiento insurrecto” sorteando cualquier investigación seria sobre el uso excesivo de la fuerza en respuesta a las protestas de 2015. La segunda se centró en los hechos de diciembre de 2015 y en el descubrimiento de fosas comunes. Según sus conclusiones, todas las personas halladas muertas en los barrios de Musaga, Ngagara y Nyakabiga de Buyumbura habían participado en los enfrentamientos. Al parecer, sólo una persona, calificada de “enferma mental”, había muerto atrapada en el fuego cruzado. Esta conclusión contradice las de muchas organizaciones independientes, entre ellas Amnistía Internacional. De hecho, tras los ataques perpetrados por grupos armados de oposición en tres instalaciones militares los días 11 y 12 de diciembre de 2015, las fuerzas de seguridad llevaron a cabo operaciones de acordonamiento y registro en las que muchas personas murieron por disparos en la cabeza y al menos un cadáver apareció atado.

El gobierno de Burundi no ha adoptado medidas eficaces para llevar ante la justicia a todos los presuntos responsables penales de delitos de derecho internacional y violaciones graves de derechos humanos.

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