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Actuamos por los derechos humanos
en todo el mundo

© AP Photo/Andres Kudacki Protestante con una máscara y una mordaza se manifiesta en Madrid en junio de 2015.

Blog

Libertad de ex...PRESIÓN

“Terrorismo”. “Peligro para la seguridad”. “Insulto a santidades”. Son algunos de los confusos cargos a los que se enfrentan artistas en todo el mundo. La tendencia es global: se restringe la libertad de expresión para “mantener la seguridad”. Su delito: sus obras. El precio que pagan es el más alto: la prisión.

Irán: la peli más cara del mundo

Quien hace películas que no gustan al gobierno de Teherán lo paga, y muy caro. Es la conclusión que extraemos del caso de Keywan , un conocido cineasta iraní acusado de dos delitos por filmar el documental “Writing on the city”. El primero: propaganda antigubernamental. El segundo: insulto a la santidad. El documental narra los últimos 35 años de historia de Irán a través de los mensajes y grafitis de sus muros.
"Difundir propaganda contra el sistema". "Provocar inquietud en la opinión pública". "Insultar a santidades islámicas". Son algunas de las acciones imprecisas que el Código Penal Islámico de Irán tipifica como “delitos”. Y estos "delitos" tan mal definidos se utilizan a menudo para restringir el derecho a la libertad de expresión. Al igual que Karimi, el director de cine Hossein Rajabian y los músicos Mehdi Rajabian y Yousef Emadi han sido acusados de cargos similares por su trabajo artístico.

El director de cine Keywan Karimi © Private

España: la seguridad no deja “títere con cabeza”

Madrid, febrero de 2016. Alfonso Lázaro de la Fuente y Raúl García Pérez, miembros de la compañía “Títeres desde Abajo”, representaron una obra teatral satírica. El contenido de algunas escenas alertó al público asistente y fue denunciado a la policía. La respuesta fue desproporcionada: cinco días en prisión incondicional.

Los titiriteros fueron acusados de "enaltecimiento del terrorismo"

Tras 5 días en prisión, fueron puestos en libertad. Pero los cargos siguen en vigor, y ambos artistas deben comparecer periódicamente en el juzgado o comisaría más cercana a su casa. Además, se les ha retirado el pasaporte y tienen prohibido salir del país. Se trata de unas medidas restrictivas injustificadas, por mucho que el contenido de la obra teatral pudiera ser inadecuado para el público infantil.

¿Cuál es su delito? “Enaltecimiento del terrorismo”. Y por ello, Alfonso y Raúl podrían pasar hasta cuatro años en prisión. ¿Cómo es posible? Porque tras la reforma del Código Penal español, en 2015, algunos de los artículos son tan ambiguos que podrían usarse para restringir los derechos de libertad de expresión, de asociación y de reunión pacífica.

En Israel, el circo es un “peligro de seguridad”

Mohammad Faisal Abu Sakha es profesor en la Escuela Palestina de Circo de Birzeit, cerca de Ramala. Enseña artes circenses a niños y niñas con dificultades de aprendizaje. Pero el 15 de diciembre, cuando salió de casa de sus padres en Yenin para dirigirse al trabajo, fue detenido por soldados israelíes. Desde ese día, no ha vuelto a clase.

Mohammad Faisal Abu Sakha © Palestinian Circus School

El ejército israelí le entregó a finales de diciembre una orden de detención administrativa por seis meses. Esto permite mantenerlo detenido sin cargos de forma indefinida. Según Al Yazira, un portavoz militar israelí dijo que Mohammad Faisal Abu Sakha se hallaba recluido porque representaba un "peligro [...] para la seguridad de la región" y que los detalles de su caso eran "confidenciales".

A pesar de su detención, Mohammad continúa entreteniendo a sus compañeros de prisión con actuaciones circenses porque “así los días pasan rápido”. Sus amistades y colegas han creado un movimiento de solidaridad con Mohammad y varias organizaciones, como Amnistía internacional han recogido firmas para solicitar su liberación.

La libertad artística está “en llamas” en Rusia

9 de noviembre de 2015. El artista Pyotr Pavlensky se acercó a las puertas de madera del Servicio Federal de Seguridad de Moscú y vertió gasolina sobre ellas. A continuación, posó ante las llamas. La imagen, impactante, formaba parte de una performance llamada “Threat” cuyo fin era denunciar la represión de la libertad de expresión en Rusia. El artista pidió que lo detuvieran por “terrorismo”. Su acción era una protesta contra el uso de cargos de terrorismo para reprimir la disidencia.

Pero su performance le ha salido muy cara. Pavlensky fue acusado de vandalismo motivado por odio ideológico. Primero estuvo detenido en el centro de prisión preventiva de Butyrka, en Moscú. Después, fue trasladado al Centro Científico Estatal de Psiquiatría Social Forense de Serbsky, donde le negaron las visitas por motivo de una “epidemia”. La juez extendió su detención hasta el 5 de abril.

Más de 3 meses de arresto por una performance artística. Una respuesta contundente para acallar la voz de un artista cuya popularidad cada día es mayor. Y es que Pavlensky ha protagonizado muchas otras acciones para protestar contra la represión de la libertad de expresión en Rusia, como coserse la boca como protesta contra la detención de Pussy Riot, o cortarse el lóbulo de una oreja en el muro del hospital psiquiátrico donde ahora está detenido.

Fenómeno global

Rusia, Irán, Israel, España… Pero también Arabia Saudí, Egipto, Cuba y muchos otros países sufren un fenómeno global: la libertad de expresión está siendo peligrosamente vulnerada por motivos de seguridad.

Se trata de una de las tendencias que Amnistía Internacional ha destacado en su último Informe Anual.
La desacertada reacción de muchos gobiernos contra las amenazas para la seguridad nacional ha consistido en reprimir a la sociedad civil, el derecho a la intimidad y el derecho a la libertad de expresión, así como en descarados intentos de hacer de los derechos humanos un insulto, al presentarlos como contrarios a la seguridad nacional, el orden público y los 'valores nacionales' han llegado incluso a violar su propia legislación de esta manera
Salil Shetty
La libertad de expresión y de creación artística no constituyen un peligro para nuestra sociedad. Los artistas tienen derecho a expresar y denunciar lo que creen injusto. Pyotr Pavlensky lo tiene claro y no piensa parar. “Ha sido un paso importante para mí -entender qué pasa cuando una persona se convierte en artista y se vuelve más fuerte que su indiferencia y su inercia. No creo que un artista pueda existir sin eso y estar aislado y ser contemplativo. El artista no tiene derecho a ser imparcial”, expresaba al periódico The Guardian.

¡No paremos de luchar por la libertad de expresión!

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