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Semifinal del concurso de Eurovisión celebrado en Rotterdam.

Semifinal del concurso de Eurovisión celebrado en Rotterdam. © wikimedia commons

Blog

El canto de las mujeres rusas, un alegato en defensa de la cantante Manizha

Por Almudena Anés, miembro del equipo de Diversidad Afectivo-Sexual y de Género de Amnistía Internacional,

Eurovisión es un festival de música en directo a nivel comunitario entre países. Sus espectadores habituales son conocidos por su diversidad de orígenes, religiones, etnias, ideologías, géneros, orientaciones sexuales y clases sociales.

Manizha es la representante de Rusia este año en el festival con su canción feminista Russian Woman. En las semanas previas a la celebración de Eurovisión en Rotterdam, Manizha fue acusada por el gobierno ruso de “incitación al odio y falta de moralidad” al presentar un tema, elegido y votado, en el que habla de la lucha feminista y de los colectivos LGTBI+. Estas acusaciones en vez de deslegitimar el himno de Manizha, lo refuerzan, poniendo en evidencia la necesidad de defender los derechos humanos también a través de la música en Rusia.

Nacida en 1991, Manizha Sanghin tenía tres años cuando su familia llegó a Moscú desde Dushanbe, la capital de Tayikistán, entonces en plena guerra civil (1992-1997). En varias entrevistas, ha explicado lo difícil que fue construir su carrera como mujer inmigrante en Rusia. La canción seleccionada para el festival se basa en sus propias experiencias para contribuir, gracias a su música y a sus proyectos personales, a la lucha por los derechos de las mujeres y de los refugiados. Por su activismo en busca de derechos e igualdad, la ONU la nombró Embajadora de Buena Voluntad para las personas refugiadas y las mujeres en 2020.

Manizha, cantante rusa

Manizha. © wikimedia commons

En Russian Woman,Manizha habla de la violencia sistemática que sufren las mujeres en todo el mundo, de la vulnerabilidad y también de su propia infancia, de sus experiencias como niña en un entorno hostil. Ella podría escribir sobre la guerra civil que vivió a los cuatro años de edad en Tayikistán (motivo por el que su familia emigró a Rusia), pero el verdadero conflicto de la canción se sustenta en el reiterado acoso escolar en Moscú debido a su físico, su etnia y su religión. Han pasado más de veinte años en Rusia y continúan las mismas problemáticas: las políticas migratorias que no respetan los derechos humanos y el acoso escolar. Como dice Manizha, ¿cómo se puede atravesar un campo sola si no hay ningún lado al que llegar?

Animada por su abuela, la primera activista musulmana en Tayikistán en quitarse el velo, Manizha inició su carrera en la música. Su estilo musical profundiza en la hibridación de géneros como el pop, el folk o el R&B. Al mismo tiempo, fue estudiante de Psicología en la universidad, dado que su madre pensaba que ser cantante no era una profesión adecuada para una mujer musulmana. Sin embargo, con el tiempo, la reivindicación y protección de los derechos de las mujeres que defiende Manizha ha calado también en su familia. En 2019, con la ayuda de su madre y tras el éxito de su vídeo Mama, canción que denuncia los abusos domésticos, creó una aplicación móvil, SILSILA, un sistema de alerta móvil que permite a las víctimas de la violencia pedir ayuda más fácilmente.

Tras el éxito de su vídeo Mama, canción que denuncia los abusos domésticos, creó una aplicación móvil, SILSILA, un sistema de alerta móvil que permite a las víctimas de la violencia pedir ayuda más fácilmente.

Manizha lucha contra un modo discriminatorio de entender a las mujeres, la religión y la vida. Su canción Russian Woman revela una serie de abusos, silencios y discriminaciones que toda mujer conoce sólo por el mero hecho de ser mujer, lo que explica los ataques recibidos. La libertad de expresión es un derecho humano no siempre respetado en Rusia, tal y como se ve también en el caso de Yulia Tsvetkova, una artista LGTBI+ rusa que podría ser condenada a 6 años de cárcel por dibujar el cuerpo desnudo de la mujer. Yulia es uno de los casos por los que trabaja Amnistía Internacional.

El origen tayiko de Manizha es uno de los focos de hostilidad que rodean a la participación de cantante en el festival. En las redes sociales, varias personas afirman, sin pruebas, que la votación fue amañada y que la artista no tiene la nacionalidad rusa. Otros rechazan el mensaje feminista de la canción Russian Woman. Manizha intenta no escuchar las amenazas ni los insultos; dice ser una ciudadana del mundo, de múltiples orígenes y con una identidad única.

Semifinal del concurso de Eurovisión celebrado en Rotterdam

Un instante de la semifinal del concurso de Eurovisión celebrado en Rotterdam, vía Wikimedia commons

Manizha Sanguin es una activista valiente cuyo canto es en defensa de un mundo donde se respeten a las personas que están fuera del discurso hegemónico y autoritario de los más intolerantes.

Dejadnos en paz, bandada de cuervos” reza su canción. Y es que su lucha surge desde su propia experiencia, desde el dolor de quien ha peleado por sobrevivir, como tantas mujeres violentadas. Manizha luchó por su sexualidad, su religión y su feminismo y, aunque sabe que aún hay muchas cosas por cambiar, dice que no se rendirá. Os animamos a escuchar la canción y a sentir el canto de todas esas mujeres rusas, en sus hogares, en las calles, que cantarán junto a Manizha aunque ella no lo sepa.

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