"Recibí la postal de Amnistía Internacional España cuando todavía me quedaban 11 meses de condena por cumplir. Y me cambió la vida", recuerda el periodista independiente cubano Bernardo Arévalo Padrón. "Las cartas que recibí me dieron energía para soportar la prisión", coincide el activista marroquí por los derechos humanos Chekib El-Khiari.
Ambos conocen en primera persona lo que significa ser presos de conciencia: verse privados de libertad por ejercer pacíficamente los derechos fundamentales a la libertad de expresión, asociación, reunión, manifestación o culto religioso. Y también saben que en esos momentos difíciles, una simple postal, un sencillo mensaje online como los de la campaña Regala tus Palabras, son auténticos 'salvavidas'.
Las cartas tuvieron un efecto mágico sobre mí... Todas las semanas las esperaba. Las leía una y otra vez, pensando en esa gente que empleó cinco minutos de su vida para escribirme. Sus cinco minutos me dieron la energía para sobrevivir a dos años de prisión injusta.Todavía se pueden regalar palabras 'salvavidas' a través de nuestra página web a las tres personas que desde diciembre protagonizan esta iniciativa solidaria de AI España:
- Behareh Hedayat, activista iraní de la Campaña por la Igualdad y del movimiento estudiantil. Su lucha contra la discriminación de las mujeres y las violaciones de derechos humanos le ha costado varias condenas por cargos como "insultar al presidente", "insultar al Líder" y participar o promover manifestaciones pacíficas. Acumula más de 11 años de prisión.
- Liu Ping, destacada luchadora contra la corrupción en China con el Movimiento de los Nuevos Ciudadanos. La declararon culpable de “provocar peleas”, “congregar a una multitud para alterar el orden” y hasta “utilizar un culto diabólico" para burlar la ley. Cumple una condena de más de seis años de cárcel
- Sergei Krivov, activo defensor del derecho de manifestación pacífica en Rusia. Ejercerlo le ha costado una sentencia de cuatro años en una colonia penitenciaria tras un juicio lleno de irregularidades, que denunció con una huelga de hambre.
Tres nombres más para una lista de casi medio centenar que se inició en diciembre de 1999 y cuyo balance es muy esperanzador: tres de cada cuatro han conseguido la libertad. Muchas veces en el año siguiente, e incluso pocas semanas después de recibir en prisión ese 'alud solidario' de postales y mensajes enviados por activistas españoles.
El marroquí Chekib El-Khiari, liberado cuatro meses después de protagonizar la campaña de 2010, sintió ese apoyo moral en lo más profundo de su corazón. "Las cartas tuvieron un efecto mágico sobre mí... Todas las semanas las esperaba. Las leía una y otra vez, pensando en esa gente que empleó cinco minutos de su vida para escribirme. Sus cinco minutos me dieron la energía para sobrevivir a dos años de prisión injusta”.
Al cubano Bernardo Arévalo Padrón le pasó algo parecido cuando recibió la postal el 7 de diciembre de 2002. Ni los carceleros ni "la mano negra del censor" cayeron en la cuenta, y "el recluso encargado de la correspondencia me la entregó en mano". Y claro que le cambió la vida: "Me levantó la moral y la autoestima porque dejé de sentirme olvidado e insignificante. Hizo que me sintiera arropado".
Me levantó la moral y la autoestima, porque dejé de sentirme olvidado e insignificante. Hizo que me sintiera arropado (...) Recuperé el coraje que me había llevado a no resignarme nunca y a creer en una Cuba sin mordazas. Mi lucha volvió a cobrar sentido.Doce años después, entrevistado por AI España, mantiene los recuerdos a flor de piel: "Llegué a estar tan bajo de moral que pensé en tirar la toalla". Pero retomó el aliento cuando supo que mucha gente se preocupaba por su lucha y su injusto encarcelamiento: "Recuperé el coraje que me había llevado a no resignarme nunca y a creer en una Cuba sin mordazas. Mi lucha volvió a cobrar sentido".
Arévalo, como le ha sucedido a otros protagonistas de Regala tus Palabras, solo pudo dejar la cárcel tras cumplir íntegramente su pena en noviembre de 2003. Pero eso no significa que el envío de postales y mensajes sea inútil. Incluso en tales casos la situación de los presos y presas de conciencia suele mejorar gracias a esa ola de solidaridad.
El propio periodista cubano lo confirma: "Sufrí malos tratos y hambre hasta que Amnistía Internacional me declaró preso de conciencia". Desde ese momento ya no hubo más golpes y vio aumentada su ración diaria de comida. Por eso, porque el gesto de una persona anónima le cambió la vida, anima a escribir y a enviar postales. Y remacha: "Les necesitamos en esta lucha. Sus actos, y también sus postales, nos dan oxígeno para seguir. A mí me salvó la vida".
Behareh Hedayat, Liu Ping y Sergei Krivov siguen esperando nuevos mensajes 'salvavidas' desde AI España. ¡Participa en esta acción y mándales el tuyo!