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Desde la elección presidencial del 12 de junio de 2009, la represión por las autoridades iraníes contra manifestantes y contra cualquier forma de manifestación de desacuerdo no ha disminuido. Los acontecimientos más recientes en torno al entierro de Ayatolah Montazeri, un prominente clérigo disiente, y la Ashoura, una de las principales festividades religiosas de los musulmanes chiíes en la que tradicionalmente toman las calles para conmemorar la muerte de Emam Hossein, el nieto del Profeta Mahoma, constituyen un claro recordatorio de la disposición de las autoridades iraníes para aplastar las voces discrepantes. Amnistía Internacional sigue recogiendo y denunciando la detención arbitraria de manifestantes pacíficos, defensores de derechos humanos, periodistas y políticos de oposición. Así como el uso frecuente de tortura y malos tratos, el uso excesivo de la fuerza para aplacar manifestaciones pacíficas y los juicios injustos que han acabado en condenas injustas, incluso en sentencias de pena de muerte.
Amnistía Internacional seguirá trabajando para que se respeten los derechos humanos en Irán y pidiendo tu colaboración. Gracias
La represión iniciada con una virulencia sin precedentes en junio 2009 para sofocar las protestas por el anuncio de Mahmoud Ahmadineyad como presidente de Irán, parece haberse renovado en las últimas semanas. ¡Actúa ya!
La escala de represión para reprimir las protestas por el anuncio de
Mahmoud Ahmadineyad como ganador de las elecciones de junio 2009 no tenía precedentes desde el nacimiento de la República Islámica de Irán en 1979.
Según cifras oficiales,
36 personas murieron a consecuencia de la violencia que se desató tras las elecciones. La oposición eleva al número a más de 70.
Las autoridades detuvieron a 4.000 personas, muchas de las cuales fueron torturadas o sometidas a otros malos tratos en centros de detención de todo el país. Se estima que
200 personas permanecen en prisión.
Las autoridades iraníes han creado dos órganos encargados de investigar la crisis postelectoral, incluido el trato dispensado a las personas detenidas: un comité parlamentario y un comité judicial de tres miembros. Sin embargo no se han revelado datos completos sobre el mandato y las atribuciones de estos dos órganos, y los resultados de la investigación del comité parlamentario no se han hecho públicos. Por el contrario, las investigaciones que ha emprendido el gobierno iraní hasta el momento parecen estar más dirigidas a ocultar la verdad que a sacarla a la luz.
En diciembre, la represión y uso de la fuerza siguen siendo la tónica en Irán.
Al menos
cinco personas, algunas de ellas activistas de los derechos humanos, han sido detenidas cuando se dirigían al funeral del gran ayatolá Hosseinali Montazeri, destacado clérigo que había criticado las medidas aplicadas por el gobierno de Irán para reprimir las manifestaciones convocadas tras las controvertidas elecciones presidenciales de junio. Se ignora su paradero, y están expuestas a sufrir tortura u otros malos tratos.
Por otro lado las celebraciones religiosas de la Ashura se han teñido de sangre en Irán: hasta
15 personas habrían muerto y los arrestos se cuentan de nuevo en centenares. Desde entonces, las autoridades están intentando limitar el acceso a la información debilitando la cobertura de la red de telefonía móvil y de internet.