Aparte del nombre, Atena Farghadani y Atena Daemi tienen en común ser activistas en Irán, haber sido represaliadas por ello y además, como mujeres, sufrir la discriminación de género que aplican sin miramiento las autoridades iraníes.
Esta acción ha finalizado (14 de diciembre de 2014)
Damos las gracias a las más de 8.000 personas que se han sumado a la petición a las autoridades de Irán para que pongan en libertad de forma inmediata e incondicional a las activistas Atena Farghadani y Atena Daemi. Amnistía Internacional sigue trabajando para que mejore la situación de los derechos humanos en Irán y para que tantas mujeres y hombres presos de conciencia recuperen su libertad y puedan ejercer su derecho a la libertad de expresión sin coacción ni hostigamiento.
Petición antes del cierre
Atena Farghadani, pintora de 28 años, fue condenada en junio de 2015 a 12 años y nueve meses de cárcel por reunirse con familias de presos políticos y por dibujar una viñeta satírica en la que los legisladores aparecían como monos, vacas y otros animales. La viñeta protestaba por un proyecto de ley que trata de penalizar la esterilización voluntaria y de restringir el acceso a métodos anticonceptivos y a los servicios de planificación familiar.
Atena Daemi, 27 años, fue condenada en mayo de 2015 a 14 años de cárcel por su activismo en contra de la pena de muerte, después de un juicio que duró 15 minutos. Se atrevió a críticar en Facebook y Twitter las ejecuciones y las
violaciones de derechos humanos en Irán, así como a participar en concentraciones convocadas frente a la prisión en solidaridad con las familias de los condenados a muerte. Desde que la detuvieron tiene problemas de salud pero las autoridades no le permiten recibir atención médica especializada fuera de la prisión. Ambas han pasado largos periodos en régimen de aislamiento, afirman haber sufrido
torturas u otros malos tratos y haber sido sometidas a duros interrogatorios sin presencia de un abogado. A esto se suma que Atena Farghadani ha revelado que
fue obligada en agosto a someterse a una “prueba de virginidad y embarazo” antes de ser juzgada por el nuevo cargo de mantener “relaciones sexuales ilícitas sin llegar al adulterio” por estrechar la mano a su abogado en junio de 2015. La práctica de obligar a pasar “pruebas de virginidad” está reconocida a nivel internacional como una forma de violencia y
discriminación contra las mujeres y las niñas y viola la prohibición absoluta de la tortura y los tratos crueles, inhumanos y degradantes.
Ambas son presas de conciencia y deben ser liberadas de inmediato y sin condiciones.