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PENA DE MUERTE EN EEUU: INJUSTA Y DISCRIMINATORIA

Panel de control de las ejecuciones por inyección letal
Panel de control de las ejecuciones por inyección letal. Autor: dbking bajo licencia creative commons
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Esta acción ha finalizado. Hemos sido 26.012 firmantes

Más de 26.000 personas se han sumado con su firma al llamamiento de Amnistía Internacional para que se ponga fin a la pena de muerte en el Estado norteamericano de Texas. El fin de las ejecuciones y condenas a muerte en este estado, el mayor ejecutor del país, podría ser un avance para lograr una moratoria en EEUU y por consiguiente unirse a la larga lista de países abolicionistas en el mundo: 95 hasta finales de 2010.
 
En los próximos días, Amnistía Internacional enviará todas las firmas recogidas a la embajada de Estados Unidos en España para que las haga llegar a las autoridades competentes en su país.

Puedes consultar más información sobre la pena de muerte en Estados Unidos en otras páginas de nuestra web.

Gracias a todas las personas que han participado.

Petición antes del cierre

Desde 1977 más de 1200 personas han perdido la vida a manos del Estado, 463 de ellas en el Estado que más aplica la pena de muerte, Texas. Ayúdanos a que la pena de muerte sea solo un referente del pasado.

De enero a octubre de 2010, Estados Unidos ha ejecutado a 39 personas. Antes de que acabe el año está previsto que lo sean 14 más. Tan solo un reducido número de estados llevan a cabo estos homicidios judiciales en nombre del Estado y la justicia, pero destaca uno entre todos: Texas.

Texas ha ejecutado a más de 460 personas desde que la pena de muerte se reimplantó en Estados Unidos. Es casi un 39 % de las ejecuciones llevadas a cabo en todo el país desde 1977. La pena de muerte en Texas se caracteriza por la arbitrariedad, la discriminación, los frecuentes errores y la inevitable crueldad de esta obsoleta práctica. No obstante, las ejecuciones continúan.

El actual Gobernador de Texas, Rick Perry, tiene el dudoso honor de haber firmado más de 200 ordenes de ejecución desde que tomó posesión del cargo, en 2001. Entre los ejecutados se encuentran menores, personas con enfermedades mentales, personas que no gozaron de una efectiva defensa y otras cuya culpabilidad estaba en duda.

Una de estas personas era David L. Powell. Fue ejecutado en junio de 2010, tras pasar en el corredor de la muerte más de 30 años, casi la mitad de su vida. Uno de los psiquiatras que le atendió en sus últimos años manifestó lo siguiente: “David Powell tiene una capacidad excepcional para llegar a otras personas y educarlas. Es capaz de revisar sus propios pasos en falso y su trayectoria con gran claridad y sabiduría”. No sirvió de nada, las autoridades de Texas no consideraron que las personas pueden cambiar.

Lograr que el estado de Texas termine con las ejecuciones y condenas a muerte podría ser un gran avance para lograr una moratoria en el país norteamericano. Estados Unidos no ha avanzado al ritmo de los tiempos, al mantener una sanción que la mayoría de los países han relegado a los libros de historia.