La represión de las protestas pacíficas en favor de reformas en Siria no solo se reduce al interior del país. En las últimas fechas, varios activistas han sido objeto de hostigamiento por funcionarios de embajadas en varios países, incluido España. Pide a las autoridades sirias en España que finalice esta campaña de acoso y se respete la libertad de expresión y reunión de la sociedad siria.
Esta acción ha finalizado. Gracias a todas las personas que han pedido a las autoridades sirias en España que cesen en su acoso y hostigamiento a los manifestantes que expresan pacíficamente su rechazo ante embajadas y sedes diplomáticas de Siria. En este sentido, el gobierno español ha trasladado al embajador de Siria en España su rechazo a este tipo de actuaciones y le ha instado a poner fin a cualquier tipo de actividad que pueda ser considerada como una violación de los derechos de los manifestantes, especialmente de su libertad de expresión y manifestación.
Amnistía Internacional continúa trabajando para que cese la represión en Siria, donde miles de personas han resultado heridas y donde han muerto más de 2.500 personas desde que comenzaron las protestas, el pasado mes de marzo. Además, se cree que miles de personas ha podido ser detenidas en régimen de incomunicación, corriendo riesgo de tortura y otros malos tratos.
Petición original:
Imad Mouhalhel vive en España y en los últimos meses se ha manifestado frente a la embajada de Siria en Madrid. En julio de 2011, su hermano
Aladdin Mouhalhel estuvo cuatro días detenido en Siria; le mostraron fotografías y vídeos de las protestas ante la Embajada de Siria en España y lo obligaron, mediante tortura, a identificar a su hermano entre los participantes. El 29 de agosto volvieron a detenerle y lo obligaron a telefonear a Imad para pedirle que dejara de asistir a las protestas. Desde entonces, sus familiares, tanto en Siria como en España, no han vuelto a tener información sobre Aladdin y temen que haya muerto bajo custodia a causa de la tortura.
Malek Jandali abandonó Siria en 1994 con una beca a los EE.UU., donde vive desde entonces. Ahora tiene 38 años. El pasado 23 de julio asistió a una manifestación en favor de reformas frente a la Casa Blanca, en Washington. Días después, en Siria, su padre
Mamoun Jandali, un médico de 73 años, volvía de hacer la compra cuando fue esposado y llevado por la fuerza al interior de la casa, donde también estaba su madre,
Linah Droub (en la foto). Una vez allí, ambos fueron golpeados. La única respuesta que obtuvieron fue: “Esto es lo que sucede cuando su hijo se burla del gobierno”.
Los casos de Imad y Malek no son los únicos. Más de 30 activistas en ocho países –
Canadá, Chile, Francia, Alemania, España, Suecia, Reino Unido y Estados Unidos– afirman haber sufrido intimidación por parte de funcionarios diplomáticos. Al parecer, en algunos casos sus familias en Siria han sufrido hostigamiento, detención e incluso tortura.
En muchos casos, los manifestantes frente a las embajadas de Siria han sido filmados o fotografiados, han recibido correos electrónicos y mensajes instando a que se detengan las protestas. Además, las familias de varios de estos activistas han sido atacadas por las fuerzas de seguridad, aparentemente para disuadir a sus familiares de sus actividades en el extranjero.
Esto no es sino otra muestra de que el gobierno sirio no tolera la opinión disidente y está dispuesto a ir muy lejos para amordazar a quienes lo cuestionan públicamente. La sociedad siria tiene todo el derecho a disfrutar de libertad de expresión y reunión, independientemente de vivir en Siria o en cualquier otro país. Y para ello
es necesario que las autoridades sirias, tanto en Siria como en el extranjero, garanticen estos derechos.