Londres.- Al menos tres jóvenes activistas que ayudaban a organizar protestas pacíficas en Damasco y sus inmediaciones están recluidos en régimen de incomunicación en lugares no revelados tras su reciente detención, mientras aumenta el temor por un cuarto joven en paradero desconocido.
Las noticias sobre la situación de los activistas llegan en medio de informes según los cuales desde ayer se ha dado muerte a unas 25 personas en la ciudad portuaria de Latakia, donde al parecer tanques y barcos sirios continúan bombardeando zonas residenciales para reprimir las protestas.
En todo el país han sido víctimas de homicidio más de 1.700 personas, según la lista recopilada por Amnistía Internacional, desde que se desataron las protestas generalizadas a mediados de marzo.
“Las autoridades sirias deben revelar de inmediato el paradero de todo activista detenido en relación con las protestas reformistas en curso, y permitirles acceso a familiares y abogados” manifestó Philip Luther, director adjunto del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y Norte de África.
“Si están recluidos únicamente por participar en protestas pacíficas, las autoridades carecen de fundamento para mantenerlos privados de libertad, y deben ser puestos en libertad de forma inmediata e incondicional ya que serían presos de conciencia. Además, las autoridades sirias deben investigar los informes de tortura y otros malos tratos bajo custodia y detener a los responsables para llevarlos ante la justicia.”
Según han contado las fuentes a Amnistía Internacional, dos de los activistas –Islam al Dabbas y Majd al Din Kholani, ambos estudiantes de Daraya, al suroeste de Damasco– sufrieron brutales palizas tras ser detenidos por la Seguridad de la Fuerza Aérea el 22 de julio y el 8 de agosto, respectivamente.
Según activistas de derechos humanos, la Seguridad de la Fuerza Aérea se ocupa de supervisar las detenciones en Daraya. Al igual que otros servicios de inteligencia sirios, detiene regularmente a personas sospechosas de oponerse al gobierno y las mantiene durante largos periodos en régimen de incomunicación en centros de detención tristemente célebres por sus prácticas de tortura y otros malos tratos.
Hanadi Zahlout, activista de los derechos de las mujeres, fue detenida el 4 de agosto en un café de Damasco. Personas que han sido liberadas recientemente por la sección de los servicios de Seguridad Política en Damasco dijeron haberla visto allí bajo custodia, y que había tenido que confesar tras ser obligada a ver cómo torturaban a una amiga.
La última vez que se tuvo noticia de Shadi Abu Fakher, productor de cine y activista radicado en Damasco, fue el 23 de julio, cuando telefoneó a un amigo con el que iba a reunirse ese día para decirle que llegaría unos minutos tarde.
Los familiares de los activistas detenidos tienen demasiado miedo para preguntar a las autoridades los detalles de su paradero, según han contado las fuentes a Amnistía Internacional; la organización teme que hayan sido víctimas de desaparición forzada.
Los cuatro activistas han ayudado a organizar manifestaciones pacíficas en favor de la reforma en la capital y en sus inmediaciones. Islam al Dabbas, en concreto, era muy conocido por entregar botellas de agua con flores al ejército cuando intentaban agredir a los manifestantes en Daraya.
Desde que comenzaron las protestas populares a mediados de marzo, las fuerzas de seguridad sirias han detenido a miles de personas en ciudades de todo el país. Amnistía Internacional ha recibido numerosos relatos de detenidos que han sufrido tortura y otros malos tratos, como consecuencia de los cuales algunos han muerto bajo custodia.
Amnistía Internacional ha pedido en reiteradas ocasiones al Consejo de Seguridad de la ONU que remita la situación de Siria al fiscal de la Corte Penal Internacional basándose en la evidencia de crímenes de lesa humanidad.
