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Sr. Bush, ¿dónde están los desaparecidos?

  • 30 de agosto, Día Internacional de los Desaparecidos: Amnistía Internacional realiza un acto simbólico ante la embajada de EE.UU. en Madrid
En el Día Internacional de los Desaparecidos Amnistía Internacional denuncia que, en el marco de la “guerra contra el terror”, Estados Unidos usa con toda impunidad y de manera sistemática la desaparición forzada, extendiendo además esta práctica ilegal a otros países, en muchas ocasiones con la complicidad o aquiescencia de sus respectivos gobiernos. “Nos encontramos con que en pleno siglo XXI, Estados Unidos ha hecho ´desaparecer´ en diferentes países a cientos de personas sospechosas de ´terrorismo´ tras el atentado del 11-S”, ha declarado Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional en España. “Estos ´prisioneros fantasma´ son trasladados utilizando aeronaves fletadas por empresas de fachada y compañías aéreas comerciales a centros secretos de detención (“lugares negros”) sin necesidad de trámites burocráticos, donde no existe la protección de la ley, y donde son sometidos a tortura y a malos tratos”.  El campo de detención de Guantánamo se ha convertido en símbolo de la negativa de la administración estadounidense a responder con los derechos humanos y el imperio de la ley a las atrocidades del 11-S. Pero no es un caso único, sino la punta de un iceberg de abusos, el eslabón más conocido de una cadena de campos de detención que van desde la base aérea de Bagram, en Afganistán, hasta las prisiones de Irak y otros lugares, como Siria o Egipto, donde se hace “desaparecer” a personas secuestradas en diferentes países, en muchas ocasiones en connivencia con sus gobiernos. La “desaparición” es una grave violación de derechos humanos Tener recluida a una persona en detención secreta, sin revelar la suerte o el paradero del detenido, o el hecho mismo de su detención, constituye “desaparición”, una violación de derechos humanos en sí misma que pone al “desaparecido” en peligro de sufrir nuevos actos de tortura y malos tratos. La “desaparición” a su vez se ha revelado como constitutiva de tortura o malos tratos contra la persona “desaparecida” y contra sus familias, privadas de toda información. La desaparición forzada en el marco de la “guerra contra el terror” es una práctica de dimensión desconocida. Se desconoce el número de centros de detención secretos de Estados Unidos en el mundo. Se desconoce el número de personas en custodia de otros gobiernos a petición de Estados Unidos, aunque se estima que son miles. Más de 70.000 personas han sido detenidas por fuerzas estadounidenses tras el 11-S, y un número indeterminado, quizá centenares, permanece recluido en lugares secretos. Acto simbólico en Madrid Amnistía Internacional ha realizado hoy un acto simbólico ante la embajada de Estados Unidos en Madrid con el fin de llamar la atención sobre la grave responsabilidad del gobierno estadounidense en el uso de la práctica de la “desaparición” en el contexto de la “guerra contra el terror”. Durante el acto realizado en Madrid, Amnistía Internacional ha hecho entrega de una carta en la embajada con una serie de peticiones dirigidas al presidente de Estados Unidos, entre ellas: 
  • Desvelar la ubicación de todos los centros de detención secretos y respaldar una investigación completa e independiente sobre las políticas y prácticas de detención e interrogatorio, incluidos la tortura y los malos tratos.
  • Publicar una relación completa de todos los detenidos bajo la custodia o el control efectivo de todas las agencias del gobierno estadounidense, revelando dónde se encuentran y registrando todo traslado a otro centro de detención
  • Cerrar el campo de Guantánamo de manera inmediata, presentando cargos contra los detenidos en función de la legislación estadounidense ante los tribunales de Estados Unidos o poniéndolos en libertad.
  • Acusar formalmente a todos los detenidos aplicándoles las leyes estadounidenses ante los tribunales, o ponerles en libertad.
La Sección española de Amnistía Internacional ha recogido además cerca de 150.000 firmas a través de una ciberacción en su web www.actuaconamnistia.org a favor del cierre de Guantánamo en su campaña en contra de la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes en el marco de la “guerra contra el terror”. Desapariciones en Asia Amnistía Internacional cree que varios centenares de personas han sido víctimas de desaparición forzada en Pakistán en el contexto de la "guerra contra el terror". El gobierno de este país mantiene una estrecha relación de colaboración con Estados Unidos en cuestiones de información. Aunque en algunos casos se ha acabado reconociendo que están recluidas en Guantánamo, en otros se cree que continúan bajo custodia pakistaní, si bien se ignora su paradero exacto. Algunas personas quedaron en libertad tras recibir amenazas para que no dijeran nada sobre su detención, mientras que otras fueron acusadas formalmente de algún delito. También en otros países del sur de Asia con conflictos internos se está aprovechando esta situación propiciada por Estados Unidos. En Nepal, un comité gubernamental anunció en julio que estaba investigando más de 600 casos pendientes de desaparición forzada, pero los activistas locales afirman que hay más de un millar de personas en paradero desconocido. El número de casos de desaparición forzada sin resolver en Sri Lanka es uno de los mayores del mundo. En el estado indio de Jammu y Cachemira se han denunciado entre 8.000 y 10.000 desapariciones forzadas desde 1989. Aunque se denuncian ya menos casos nuevos, sigue sin haber información sobre los anteriores. "El fenómeno de las desapariciones forzadas no es nuevo en el sur de Asia, donde en las últimas décadas han desaparecido decenas de millares de personas en países como Nepal y Sri Lanka –ha señalado Catherine Baber, directora adjunta del programa para Asia y Oceanía de Amnistía Internacional–- Resulta muy decepcionante ver que países como Pakistán se suman a una tendencia que se esperaba que estuviera desapareciendo.” "La desaparición forzada es una violación grave del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos. No sólo afecta a la víctima, sino que causa también gran sufrimiento a su familia, que, ante las negativas y contradicciones oficiales, tiene que vivir con la angustia de no saber la suerte que ha corrido aquélla. La familia sufre además hostigamiento cuando intenta conseguir información, y arrostra problemas económicos si era la víctima quien se encargaba de procurar el sustento”. En el caso del pakistaní Saifullah Paracha, no se conoció su suerte ni su paradero durante seis meses, tras quedar bajo custodia estadounidense a su llegada al aeropuerto de Bangkok el 5 de julio de 2003. Su esposa, Fatah Paracha, contó a Amnistía Internacional que lo ocurrido había “destruido emocionalmente a toda la familia”. "¿Se imaginan la tortura mental y la angustia que pasamos como familia cuando ocurrió y nadie nos daba una respuesta? –dijo–. “[Nuestros hijos] no son ya unos niños sin preocupaciones, sino que se han vuelto desconfiados y serios... Todos los amigos de la familia nos evitan; todo el mundo tiene miedo de conocernos.” Se sabe ya que Saifullah Paracha se encuentra recluido en Guantánamo, pero su familia ignora cuánto tiempo continuará allí. "Las detenciones y encarcelamientos deben practicarse de acuerdo con la ley, no obligando a la persona a subir a un camión en plena noche y llevándola a un centro de detención desconocido donde esté expuesta a sufrir tortura y otros abusos –ha manifestado Catherine Baber–. Los detenidos tienen derecho a impugnar la legalidad de su detención y a comunicarse con un abogado de su elección y con sus familias, y éstas tienen derecho a conocer donde se encuentran recluidos.” La organización está ejerciendo presión para que este año, en el 61º periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU, se apruebe por consenso y sin modificaciones el proyecto de Convención Internacional sobre la Protección de Todas las Personas contra la Desaparición Forzada.

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