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Se debe poner en libertad a los periodistas detenidos en redadas en oficinas de varios diarios

Doce profesionales del periodismo fueron detenidos en Irán durante el fin de semana. © RSF
Irán debe dejar en libertad a los y las periodistas a quienes mantiene recluidos únicamente por desempeñar su labor legítima, ha instado Amnistía Internacional después de que en los últimos tres días al menos 14 periodistas hayan sido detenidos en redadas llevadas a cabo por la policía en las oficinas de diversos diarios.

Según los informes, los profesionales del periodismo están acusados de colaborar con organizaciones mediáticas en lengua persa “antirrevolucionarias” con sede en otros países.

“Este último ejemplo de reclusión de periodistas iraníes es el resultado de las draconianas restricciones a que se ve sometida la labor periodística que violan el derecho a la libertad de expresión y que deben relajarse”, ha manifestado Ann Harrison, directora adjunta del Programa para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.

“Todos los profesionales del periodismo encarcelados en Irán por el mero hecho de desempeñar pacíficamente su trabajo deben quedar en libertad de inmediato y sin condiciones”.

Según los informes, las últimas detenciones —las de Keyvan Mehrgan, que trabajó para el diario Shargh, y Hossein Taghchi— se han producido hoy.

Según medios de comunicación iraníes, las fuerzas de seguridad irrumpieron el fin de semana en las oficinas de varias publicaciones con sede en Teherán. El domingo 10, varios periodistas fueron detenidos en cinco redadas llevadas a cabo simultáneamente, mientras que, según los informes, otros dos fueron detenidos el sábado.

Agentes de seguridad registraron y grabaron las instalaciones. También registraron los domicilios de algunos de los periodistas. A algunos les confiscaron los teléfonos y las acreditaciones de prensa.

Según los informes, las detenciones se produjeron después de que el Tribunal de Medios de Comunicación y Cultura emitiera la orden.

Los profesionales del periodismo detenidos el domingo han sido trasladados a un lugar desconocido, mientras que, según los informes, los dos detenidos el sábado han sido trasladados a la prisión de Evín.

Las últimas detenciones se producen tras el regreso a prisión de Mohammad Sadiq Kaboudvand, que el viernes fue devuelto a la prisión de Evín después de que en diciembre de 2012 se le hubiese concedido un permiso de salida para recibir tratamiento médico.

Kaboudvand, cuyo estado de salud es precario, cumple una pena de 10 años y medio que se le impuso por su labor periodística y en favor de los derechos humanos. Era la primera vez que se le concedía un permiso de salida desde su detención en 2007.

Los periodistas en Irán sufren numerosas limitaciones en el desempeño de su labor legítima, entre las que se incluyen criticar de manera pacífica a las autoridades e informar sobre asuntos relacionados con los derechos humanos.

Mohammad Hosseini, ministro iraní de Cultura y Orientación Islámica, ha afirmado hoy que las detenciones de estos periodistas no tienen nada que ver con su trabajo.

Sin embargo, la semana pasada el fiscal general Gholamhossein Mohseni Ejei pareció advertir de las redadas al afirmar en la conferencia de prensa del 21 de enero: “Mañana, si cualquiera de estas personas es detenida por cometer un acto delictivo, chillaréis y gritaréis, sin tener ni idea de que esa persona era el portavoz del enemigo”.

También aseguró que, según “fuentes fiables”, varios periodistas iraníes trabajaban en el país con occidentales y “antirrevolucionarios”.

Las publicaciones que han estado en el punto de mira todo el fin de semana son Bahar, Shargh, Arman, Etemad, el semanario Aseman y la Agencia de Noticias de los Trabajadores Iraníes. También ha quedado suspendido el sitio web de noticias progubernamental Tabnak.

“Al parecer, los periodistas detenidos son víctimas de la paranoia del gobierno sobre lo que, según afirman, es una 'revolución blanda' orquestada por los gobiernos occidentales”, ha señalado Harrison.

“Lamentablemente, esta situación no es nueva. Muchos trabajadores de los medios de comunicación sufren acoso e intimidación constantes por parte de las autoridades, que reaccionan implacablemente ante el menor atisbo de crítica”.

Decenas de profesionales del periodismo han sido acosados, detenidos y encarcelados en los últimos años, y los familiares de los detenidos también han sufrido acoso o han estado recluidos temporalmente.

Muchas de las personas detenidas únicamente por sus actividades profesionales pacíficas antes y después de los controvertidos comicios de junio de 2009 continúan encarceladas, con frecuencia en condiciones precarias.

“La buena noticia de la semana pasada de la concesión de un permiso de salida temporal a cuatro periodistas encarcelados no debía haberse empleado como pretexto para ocupar su lugar con aún más periodistas”, ha dicho Harrison.

“Todos los periodistas a los que se mantiene recluidos únicamente por el desempeño de su legítima labor deben quedar en libertad de inmediato y sin condiciones, pues se trata de presos de conciencia.”

Información complementaria

Los nombres de los periodistas detenidos el domingo y el lunes son: Akbar Montajebi (semanario Aseman), Emily Amraei (diario Bahar), Motahareh Shafie y Narges Joudaki (diario Arman), Pouria Alemi y Pejman Mousavi (diario Shargh), Sassan Aghaei, Javad Deliri y Nasrin Takhiri (diario Etemad), Saba Azarpeik, Keyvan Mehrgan, (Shargh) y Hossein Taghchi.

Según los informes, Milad Fadai Asl, director de la sección de política de la Agencia de Noticias de los Trabajadores Iraníes, y Soleyman Mohammadi, periodista del diario reformista Bahar, fueron detenidos el sábado por la noche por las fuerzas de seguridad y trasladados a la prisión de Evín de Teherán.

Sassan Aghaei ha sido detenido en diversas ocasiones con anterioridad, como en 2002 cuando fue detenido en relación con la celebración de una reunión ilegal para conmemorar el aniversario de las manifestaciones estudiantiles de 1999, que las fuerzas de seguridad reprimieron con brutalidad. Milad Fadai Asl fue detenido en diciembre de 2009 y condenado a un año de prisión tras ser declarado culpable de “difundir propaganda contra el sistema”.

El diario Shargh ha sido prohibido varias veces en el pasado, en una ocasión durante casi tres años entre agosto de 2007 y abril de 2010. Volvió a ser prohibido durante tres meses en septiembre de 2012 tras publicar una viñeta que, según algunos cargos públicos, constituía una ofensa a los veteranos de la guerra de Irán e Irak.

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