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La población civil, la más afectada por los estragos de la batalla por Alepo

Un hombre sostiene los restos de un proyectil que mató a su bebé en el distrito de Tariq al-Bab, en Alepo. © Amnesty International
La población civil vive un enorme grado de violencia en la batalla entre las fuerzas gubernamentales sirias y los combatientes de la oposición por controlar Alepo, la mayor ciudad del país y su capital comercial, ha declarado Amnistía Internacional en un nuevo informe sobre Siria. El informe de 11 páginas (y las imágenes de vídeo que lo acompañan) se basa en investigaciones de primera mano realizadas sobre el terreno por Amnistía Internacional durante la primera quincena de agosto. En él se documentan los cada vez más frecuentes ataques aéreos y de artillería de las fuerzas gubernamentales sirias contra zonas residenciales, que se traducen a menudo en ataques indiscriminados que ponen en grave riesgo a la población civil. “El uso de armas imprecisas, como bombas no guiadas, proyectiles de artillería y morteros, por parte de las fuerzas gubernamentales ha aumentado dramáticamente el peligro para los civiles”, declaró Donatella Rovera, asesora general sobre respuesta a la crisis de Amnistía Internacional, que ha regresado recientemente de Alepo. Durante una visita de 10 días a la ciudad, Amnistía Internacional investigó alrededor de 30 ataques en los que murieron o resultaron heridos decenas de civiles que no participaban en las hostilidades, muchos de ellos niños, en sus casas, mientras hacían cola para comprar pan e incluso en los lugares donde se refugiaban personas desplazadas por el conflicto, como consecuencia de ataques indiscriminados contra barrios residenciales. A menudo los ataques no distinguían entre combatientes de la oposición y residentes civiles, y parecían dirigidos al azar contra barrios controlados de hecho por combatientes de la oposición y/o donde éstos tienen su base o desde los que operan, y no contra objetivos militares específicos. Entre las víctimas de estos ataques figuran 10 miembros de la familia Kayali, siete de ellos niños, que murieron cuando sus casas quedaron reducidas a escombros por dos ataques aéreos realizados la tarde del 6 de agosto. Algunas de las víctimas murieron en los lugares donde habían buscado refugio, tras verse obligadas a huir de sus casas por los combates. Una de ellas era Amina Hindi, que murió junto con su esposo, su madre y su sobrina de tres meses. Ella y su esposo habían huido de su casa a causa de los combates y estaban viviendo con su hermano, cuya casa sufrió un ataque de artillería el 8 de agosto. El informe también documenta la muerte y heridas de civiles que esperaban para comprar pan; con la actual escasez de pan en Alepo, hay largas colas junto a las panaderías día y noche. El 12 de agosto, a las 3 de la madrugada, Kifa Samra, de 13 años, y su hermano Zakarya, de 11, murieron junto con su vecina, madre de 11 hijos, mientras hacían cola para comprar pan cerca de su casa. “La población civil sufre un aluvión diario de ataques aéreos y de artillería de las fuerzas gubernamentales en diferentes partes de la ciudad. Para muchos no existe ningún lugar seguro, y las familias viven temiendo el siguiente ataque”, afirmó Rovera. Los peligros inherentes de la guerra en una zona urbana se ven agravados por un desprecio manifiesto por la seguridad de la población civil. “Las víctimas civiles siguen aumentando, y es fundamental que todas las partes —fuerzas gubernamentales y combatientes de la oposición— respeten el derecho internacional humanitario, que exige que adopten todas las precauciones posibles para que los combates no afecten a la población civil”, prosiguió Rovera. “A los responsables de los ataques indiscriminados contra la población civil y otros crímenes de guerra se les exigirá que rindan cuentas.” La inmensa mayoría de las víctimas mortales murieron en ataques aéreos y de artillería de las fuerzas gubernamentales, aunque en algunos casos no se pudo determinar la autoría del ataque. Los combatientes de la oposición, pese a que en su mayor parte luchan con armas ligeras de corto alcance, también han empleado en ocasiones armas imprecisas o indiscriminadas (como morteros y lanzacohetes de fabricación casera) que ponen igualmente en peligro a la población civil. Una novedad profundamente preocupante que destaca el informe es el gran aumento de las ejecuciones extrajudiciales y sumarias de civiles que no estaban implicados en el conflicto a manos de las fuerzas gubernamentales. Se han encontrado a menudo cadáveres, en su mayoría de varones jóvenes, normalmente esposados y con un disparo en la cabeza, cerca del cuartel general del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea, totalmente controlado por las fuerzas gubernamentales. A medida que se desarrolla el conflicto, existe también una preocupación creciente por el aumento de los abusos, que incluyen homicidios ilegítimos y malos tratos de cautivos, a manos de combatientes de la oposición pertenecientes a los numerosos grupos armados de la oposición, como el Ejército Sirio Libre, que operan en la ciudad. Amnistía Internacional ha pedido en reiteradas ocasiones a los dirigentes del Ejército Sirio Libre que adopten medidas para poner fin de inmediato a estos abusos y garantizar que tanto estos como todos los homicidios de cautivos se investiguen imparcialmente. “Es vergonzoso que la comunidad internacional siga estando dividida sobre Siria, sin tener en cuenta todas las pruebas de la escala y la gravedad de los abusos contra los derechos humanos que se están cometiendo en el país y mirando de hecho hacia otro lado mientras la población civil sufre la peor parte.”

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