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La ONU hace de los derechos humanos el eje central de un tratado histórico sobre el comercio de armas

Tras largos años de campaña, la gran mayoría de los Estados han aprobado la firma histórica de un Tratado sobre el Comercio de Armas. La delegación de Amnistía Internacional en Naciones Unidas da las gracias a las miles de personas que han apoyado el tratado. © AI

Hoy, los gobiernos representados en las Naciones Unidas (ONU) han aprobado prácticamente por unanimidad un Tratado sobre el Comercio de Armas que prohibirá a los Estados transferir armas convencionales a otros países si saben que van a ser utilizadas para cometer genocidio, crímenes de lesa humanidad o crímenes de guerra o facilitar su comisión.

Después del gesto cínico protagonizado hace unos días por Corea del Norte, Irán y Siria –tres países donde se cometen abusos contra los derechos humanos y que están sometidos a algún tipo de sanción de la ONU– para intentar bloquear el tratado, 155 Estados han votado a favor de su adopción en la Asamblea General de la ONU.

“Es un momento histórico. Tras largos años de campaña, la mayoría de los Estados han acordado adoptar un tratado global capaz de impedir que lleguen armas a países donde se destinarán a cometer atrocidades”, ha afirmado Brian Wood, director de la campaña Control de Armas y Derechos Humanos de Amnistía Internacional, desde la conferencia de la ONU en Nueva York.

A pesar del intento sumamente cínico de frustrar su adopción por parte de Corea del Norte, Irán y Siria, una mayoría abrumadora de las naciones del mundo han expresado su apoyo rotundo a este tratado centrado en la protección de los derechos humanos, que salvará vidas”.

El tratado obliga, además, a todos los gobiernos a evaluar el riesgo de transferir armas, municiones o componentes a otros países donde puedan ser utilizados para cometer o facilitar graves violaciones del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos. Los Estados han acordado que, si ese riesgo fundamental es real y no puede mitigarse, la transferencia no se lleve a cabo.

“Si se piensa en el poder político y los amplios intereses económicos que están en juego para los grandes productores y exportadores de armas, este tratado constituye un homenaje tanto a la sociedad civil que defendió la idea de salvar vidas y reducir el sufrimiento humano como a los gobiernos que hicieron caso a ese llamamiento”, ha señalado Widney Brown, directora general de Derecho Internacional y Política de Amnistía internacional.

“En los próximos cuatro años, el comercio anual de armas convencionales, municiones, piezas y componentes superará los 100.000 millones de dólares estadounidenses. Pero hoy, los Estados han antepuesto a los seres humanos y su seguridad”.

El movimiento de derechos humanos de Amnistía Internacional ha tenido un papel decisivo en los esfuerzos realizados por la sociedad civil y varios galardonados con el premio Nobel de la Paz desde principios de la década de 1990 para conseguir unas normas globales sólidas y jurídicamente vinculantes sobre las transferencias internacionales de armas que pongan freno a las transferencias de armas que fomentan las atrocidades y los abusos.

El tratado ha sido aprobado tras más de seis años de deliberaciones de la ONU, en un proceso que comenzó en diciembre de 2006, cuando la Asamblea General de la ONU decidió pedir a todos los Estados miembros su opinión sobre la viabilidad, el alcance y los parámetros de un tratado para regular la transferencia internacional de armas convencionales.

Los Estados respondieron al secretario general en un número sin precedentes y prácticamente todos en sentido positivo. El derecho humanitario y el derecho de los derechos humanos se situaron en lo más alto de la lista de criterios.

El tratado adoptado afecta a las principales categorías de armas convencionales, incluidas las armas pequeñas y las armas ligeras, que proliferan en países con conflictos de baja intensidad, violencia armada y cantidades ingentes de víctimas civiles.

“Como en todas las negociaciones de esta índole, no se ha conseguido todo lo que se pretendía –por ejemplo, las municiones no están plenamente incluidas en todas las disposiciones del tratado– pero, dado que su reforma es posible y que contiene numerosas normas sólidas, este tratado ofrece una sólida base sobre la que construir un sistema internacional dirigido a controlar el flujo de armas a quienes van a cometer atrocidades con ellas, tanto en tiempo de guerra como en tiempo de paz”, ha explicado Wood.

“Esto demuestra que, cuando surge entre los ciudadanos una idea realmente valiosa que va a contribuir a crear un mundo mejor y más organizado, son capaces de ponerla en práctica y conseguir cambios a escala mundial”.

El tratado estará abierto a la firma y ratificación a partir del 3 de junio de 2013 en la Asamblea General de la ONU y entrará en vigor al poco tiempo de haber sido ratificado por 50 Estados.

Apoyos conseguidos en España

  • El Tratado sobre el Comercio de Armas ha contado con un gran apoyo de la sociedad española.
  • El presidente Rajoy y el ministro Margallo lo han apoyado públicamente. La delegación española en la pasada Conferencia Final sobre el Tratado de Armas de Nueva York ha desarrollado un papel proactivo para asegurar un componente sólido de derechos humanos en el texto.
  • En el Congreso de los Diputados los partidos políticos han adoptado tanto una Resolución en el pasado Debate del Estado de la Nación como una Proposición No de Ley.
  • Además, 15 parlamentos autonómicos han adoptado declaraciones institucionales pidiendo al Gobierno que apoyase el tratado.
  • En igual sentido, más de 110 ayuntamientos han adoptado mociones.

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